La alimentación y el deporte son clave para mantener en forma nuestro cuerpo, por dentro y por fuera. Yo mismo he cambiado mi alimentación con el paso de los años y he tratado de incorporar el ejercicio diario y las meditaciones a mi rutina.
Aspectos que no parecían determinantes han cambiado por completo mi estilo de vida, y hoy me siento más saludable. ¿Por qué? Porque cuido, por sobre todas las cosas, el órgano que reina mi cuerpo: el cerebro.
Dice el refrán: “cuida tu cerebro que tu cerebro cuidará de ti”. El cerebro trabaja incluso cuando no estás en movimiento. Curiosamente, consume el 20% de la energía corporal, a pesar de representar tan sólo el 2% del peso de una persona.
Pero, déjame preguntarte algo. Cuando haces deporte, ¿te alimentas después para recargar fuerzas? Por supuesto. Entonces, ¿por qué no alimentas también al cerebro?
Los alimentos
Un estudio de la Universitat Oberta de Cataluña, en España, ha conseguido identificar los alimentos que ayudan a combatir el deterioro cognitivo durante toda la longevidad.
Cada alimento tiene un efecto directo en nuestra salud a través de los nutrientes. Según los investigadores españoles, los carbohidratos son fundamentales para aportar energía, aunque recomiendan los alimentos bajos en glucosa, como el arroz integral o las legumbres.
Las grasas Omega 3 (como las del pescado azul) ayudan al sistema nervioso y pueden beneficiar la cognición cerebral. Para proteger a las neuronas del estrés diario, el estudio recomienda el aceite de oliva virgen. Los expertos también aconsejan uno de los alimentos más comunes en Latinoamérica, el cacao, ya que aporta flavonoides que ayudan a oxigenar el sistema vascular.
Asimismo, entre otros alimentos, sugieren frutos rojos (como el arándano) como fuente antioxidante, semillas de calabaza para favorecer la atención y la memoria o las coles de Bruselas como neuroprotector.
Una dieta alimenticia correcta nos puede ayudar a combatir el deterioro cognitivo, así como a desarrollar la memoria, la rapidez mental o el estado de ánimo. También lo propician rutinas saludables como la meditación. En mi libro Despierta con Cala, explico la complejidad del cerebro y cómo su cultivo se refleja químicamente en nosotros, haciendo que nos sintamos más positivos, centrados y pacientes.
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