Varios sismos remecieron el martes la isla española de La Palma, al noroeste de la costa continental africana, y mantuvieron en vilo a la población mientras ríos de lava continuaban fluyendo hacia el mar y una tercera fisura se abrió en la ladera del volcán.
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Después de fluir cuesta abajo por la isla desde la erupción del domingo, la lava se está acercando gradualmente a la costa, una zona con mayor densidad de población.
Las autoridades informaron que un río de lava se acercaba al barrio de Todoque, donde viven más de 1.000 personas y los servicios de emergencia estaban preparando evacuaciones.
Hasta ahora unas 6.000 personas han sido desalojadas en La Palma y 183 casas han resultado dañadas, dijo la portavoz del Poder Ejecutivo Isabel Rodríguez después de una reunión del gabinete en Madrid. La Palma, con una población de 85.000 personas, forma parte del archipiélago volcánico de Islas Canarias.
La nueva fisura está 900 metros (3.000 pies) al norte de la cordillera Cumbre Vieja, donde comenzó la erupción volcánica tras una semana de miles de temblores pequeños.
El fenómeno, conocido como enjambre sísmico, permitió a las autoridades prever la posibilidad de una erupción y evacuar a más de 6.000 personas para evitar víctimas.
La nueva fisura se abrió tras un temblor de magnitud 3,8, según el Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN).
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Para el martes, la lava había cubierto 106 hectáreas (unos 260 acres) de terreno, según el Programa de Observación Terrestre de la Unión Europea, Copernicus.
Unas coladas imparables de lava de hasta seis metros (casi 20 pies) de alto descendieron por las laderas, quemando y aplastando todo a su paso.
Los daños ya ascendían a mucho más de 400 millones de euros (470 millones de dólares), con lo que el archipiélago califica para recibir ayuda de emergencia de la UE en caso de catástrofes.
Las autoridades informaron que los ríos de lava parecían haber perdido velocidad y que esperaban que no lleguen al mar hasta el miércoles, según la agencia privada de noticias española Europa Press.
La erupción podría durar semanas o meses, según los científicos. El volcán está expulsando entre 8.000 y 10.500 toneladas diarias de dióxido de azufre, según Involcan.