El suicidio es un problema de salud pública importante pero a menudo descuidado. Cada caso de suicidio no solo afecta a individuos, sino también a familias e incluso a comunidades.
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Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cada año más de 700 mil personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos.
Además, desde que la OMS declaró la covid-19 como una pandemia ha incrementado los individuos que experimentan pérdida, sufrimiento y estrés. El tercer informe regional sobre la mortalidad por suicidio publicado en marzo del 2021 indica que el problema es una prioridad de salud pública.
Reconocer señales
Existen múltiples factores de riesgo que pueden llegar a pensamientos de quitarse la vida. Personas que tengan antecedente de estado de ánimo, ansiedad, consumo de alcohol u otras sustancias, historial de abuso o suicido son los más vulnerables.
De acuerdo al Instituto de Salud Mental, estos son algunas llamadas de atención:
- Aumenta su uso de alcohol o drogas o comienza a comportarse de manera imprudente, como conducir en estado de ebriedad o sin el cinturón de seguridad.
- Tiene cambios de ánimo extremos, desde la euforia hasta depresión profunda o parece agitado, expresa rabia o habla de buscar venganza.
- Duerme demasiado o muy poco o se retrae o se aísla de los demás.
- Parece tener un dolor psicológico insoportable o habla de no tener esperanzas o de ser una carga para sus amigos o familiares, o habla de sentirse atrapado o no tener motivos para vivir.
- Comienza a buscar en línea formas de suicidarse, como comprar un arma o obtener prescripciones médicas.
- Comienza a regalar posesiones preciadas o hace visitas o llamadas para despedirse.
Datos clave en las Américas
El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas. Las personas de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta de la Región, seguidas por las de 70 años o más.
Alrededor del 79% de los suicidios en la Región ocurren en hombres. La tasa de suicidio ajustada por edad entre los varones es más de tres veces superior a la de las mujeres.
La asfixia, las armas de fuego, la intoxicación con drogas y alcohol y el envenenamiento con plaguicidas y productos químicos son los cuatro métodos más utilizados para el suicidio, que representan el 91% de todos los suicidios en la Región.