Stana Cerovic murió a los 85 años, y durante toda su vida estuvo soltera, para cumplir con una tradición familiar medieval, la misma que aún persiste en la sociedad rural de Los Balcanes-Albania del Norte y Kosovo.
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Cuenta la historia que al fallecer a edad prematura todos los descendientes varones de la familia, Stana, le habría prometido a su padre que sería ella quien preservaría el apellido familiar.
Tradición medieval
La promesa tuvo un costo alto, pues debió vestirse siempre como hombre, socializar únicamente con hombres y sobre todo no casarse nunca. Desde la promesa a su padre desde muy pequeña se dedicó a cuidar se su familia y se alejó del amor carnal.
Nunca quebrantó la promesa y se convirtió en la última virgen prometida de Montenegro, que le implicó mantenerse soltera y no tener relaciones sexuales durante toda su existencia.
Familias sin hijos hombres
La sociedad rural de Montenegro, Albania del Norte y Kosovo, mantiene la tradición de transformar a sus hijas mujeres en varones, con la finalidad de preservar el apellido. La hija más joven juraba, nunca casarse y no tener relaciones sexuales.