En 1962 el Príncipe Felipe (+) llegó a la Argentina por negocios y política y se rumora que tuvo un amorío con Malena Nelson, una de las empresarias agroganadera más importantes del siglo pasado. La infidelidad nunca fue desmentida ni por él ni por la Reina Isabel II.
En aquella época, como existían rumores de un golpe militar, el príncipe fue acogido en la estancia La Concepción, de propiedad Nelson, en el partido de Lobos.
El esposo de la reina de Inglaterra, visitaba la Argentina en un viaje de negocios. La guerra de Malvinas todavía no había dañado las relaciones bilaterales entre Gran Bretaña y la Argentina. Y el enviado de la Corona estaba en Buenos Aires dispuesto a respaldar al gobierno de Arturo Frondizi.
El rumor del amorío entre Felipe y Malena Nelson de Blanquier
Amante del polo, ¿qué mejor que proteger al príncipe en una estancia donde se practicara el deporte? La Concepción, en Lobos, el campo de la familia Blaquier, fue el lugar elegido para preservarlo durante su estadía en Buenos Aires. Por eso, el 27 de marzo, dos días antes del golpe de Estado en Argentina, los servicios de seguridad decidieron llevarlo al establecimiento con comodidades dignas de un miembro de la Familia Real, a 150 kilómetros de Capital Federal.
Fue en aquella propiedad de estilo francés que data de principios de siglo y cuenta con 6.000 hectáreas dónde empezó el mito. Bellísima y sumamente elegante, Malena Nelson, viuda de Blaquier y dueña de casa, recibió al príncipe. Entonces, no solo impresionó con sus encantos, sino que además lo sorprendió con la cantidad de caballos de polo que integraban su cría. Parece que la empresaria agroganadera, de cincuenta años, fue mucho más que una anfitriona para el príncipe, de cuarenta.
Y que en las horas que Felipe pasó en La Concepción vivieron un romance súperapasionado.
Años después, Concepción Cochrane de Blaquier, una de sus nietas de Malena, diría que sí habían tenido un amorío. Dicen que la pasión de ambos por el polo, por los caballos y su calidad fue el punto de unión entre Malena y Felipe.
De hecho, la argentina viajó a Windsor en más de una oportunidad.
Se arrodillaba ante Isabel y a la acompañó a 22.219 compromisos
Si alguien le insinuaba a Felipe que la fidelidad no era una de sus características, respondía:
Aunque nadie lo confirmó ni lo desmintió, dicen que Isabel siempre supo de las infidelidades de su marido. Sin embargo, las toleraba. Es que en público, Felipe cumplía con todo lo que se le exigía por cargo y rango. I
Incluso se arrodillaba ante su esposa si el protocolo lo exigía, todo con una sonrisa y sin perder su elegancia. Pero además, Isabel lo amaba, y como aseguraba cierta diva argentina “al fin de cuentas ellas son amantes y yo soy la esposa”.
Y sí, quizá Felipe no le era fiel a Isabel, pero que le era fiel a la reina no había dudas. En su vida pública participó de 22.219 compromisos reales tanto que solía decir de sí mismo que era “el descubridor de placas más experimentado del mundo”.
Tenía buen humor
Entre tantas actividades tuvo tiempo para “metidas de pata” monumentales.
Como cuando preguntó “¿La van a meter en el horno?”, al ver a una anciana en silla de ruedas que se protegía del frío con un material parecido al aluminio. Durante un viaje a Kenia en 1984, al aceptar una estatuilla de manos de una mujer, preguntó “Eres una mujer ¿no?”.
Otro de los momentos “trágame tierra” fue en 2009. El presidente Barack Obama le contó que se había entrevistado con el entonces primer ministro Gordon Brown, el político David Cameron y Dmitri Medvédev, “¿Es que puede distinguir a unos de otros?”, le lanzó sin sonrojarse.
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