A casi tres años de un trágico accidente, Joe Dimeo volvió a sonreír tras un trasplante de rostro y manos. El joven de 22 años sufrió quemaduras de tercer grado en casi el 80% de su cuerpo tras la explosión de su automóvil.
Fue en julio del 2018 que Dimeo se quedó dormido al volante, chocó contra la acera, se volcó y su auto estalló en llamas con el cuerpo del joven dentro. Un transeúnte lo sacó del automotor, sin embargo, los daños fueron tan severos que se quedó sin párpados, orejas y gran parte de sus dedos.
Además de lo antes mencionado, tenía graves cicatrices en la cara y el cuello que limitaban su rango de movimiento. Las cicatrices incluso cubrían parcialmente sus ojos.
Actualmente, Joe se ha convertido en el primer receptor exitoso de un trasplante de rostro y manos en el mundo. 23 horas de cirugía fueron necesarias para devolverle la independencia al joven
Aunque la cirugía ocurrió en agosto del año pasado, los médicos de Dimeo decidieron esperar hasta estar seguros de que los trasplantes no fueran rechazados, antes de calificar la operación como un éxito.
Solo ha habido dos intentos previos de completar una cirugía de este tipo, trasplantar la cara y ambas manos de un paciente, en todo el mundo. Ninguno tuvo éxito.
Para lograr esta hazaña participaron 80 personas en seis equipos quirúrgicos y dos quirófanos contiguos. En uno, las manos y el tejido facial de un donante moribundo fueron cuidadosamente removidos y reemplazados con prótesis impresas en 3D.
“En todas estas operaciones es importante reconocer que alguien debe entregar su vida para que otros puedan seguir viviendo”, agregó el doctor Eduardo Rodríguez
La operación bien podría haber terminado con la vida de Dimeo si no se hacía correctamente, dijo Rodríguez.
“Quiero compartir mi historia para dar esperanza a la gente en el mundo”, dijo. “Me gustaría reconocer el altruismo de mi donante y cómo nada de esto sería posible sin su sacrificio”, añadió Joe.
Fueron necesarios casi 12 meses de rehabilitación y 45 días en cuidados intensivos para que finalmente el joven pueda volver a abrir sus ojos, mover sus manos y pronunciar nuevamente palabras.