40 años han pasado del adiós a uno de los mejores cantantes de la historia, John Lennon. Fue el 08 de diciembre de 1980 cuando Mark David Chapman asesinó al exvocalista de los Beatles en Nueva York, Estados Unidos.
Chapman comenzó a consumir drogas y faltó a la escuela en su primer año en la secundaria. A sus 16 años se convirtió en un cristiano renacido.
Él sufrió de depresión y fue diagnosticado como un esquizofrénico paranoico por el Dr. Bernard Diamond. Chapman alegó que mató a Lennon por “gloria personal”.
«Era extremadamente famoso. No lo maté por su personalidad o la clase de hombre que era. Era un hombre de familia. Era un icono. Era alguien que hablaba de cosas de las que ahora podemos hablar y eso es excelente. Lo asesiné porque era muy, muy, muy famoso y esa es la única razón. Yo estaba muy, muy, muy concentrado en buscar la gloria personal. Fue muy egoísta», expresó.
Momentos antes del trágico día para el Rock
El estadounidense se alojó en el Hotel Sheraton la noche previa al asesinato. Después compró un ejemplar de ‘El Guardián entre el centeno’ de J.D.Salinger. Sobre las 16:00 de ese 08 de diciembre, Lennon y Yoko Ono abandonaron el hotel Dakota para dirigirse a los estudios Record Plant.
Después de seis horas de grabación, John regresó al hotel y al bajar de su coche y pasar cerca de David, este último le propinó cinco disparos (cuatro en su espalda y uno en su hombro izquierdo). El británico siguió caminando y se desplomó en el vestíbulo del edificio.
John Lennon moriría unos minutos después, según el certificado de defunción. La causa fue «heridas múltiples en el hombro izquierdo y pecho, pulmón izquierdo y arteria subclavia izquierda, hemorragia externa e interna, shock».
Por su parte, Chapman permaneció impasible en la escena, sacó su libro y comenzó a leer hasta que llegó la policía. Según el ahora condenado a cadena perpetua, el asesinato era consecuencia de la lectura de la novela de Salinger.
En 11 oportunidades se ha negado el beneficio de libertad condicional. A sus 65 años, el asesino aprovechó para disculparse con Yoko Ono. «Quiero agregar eso y enfatizarlo mucho. Fue un acto extremadamente egoísta. Lamento el dolor que le causé a ella. Pienso en ello todo tiempo», señaló.
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