Tal como lo hizo el explorador estadounidense Hiram Bingham en 1911, la ciudad inca, Machu Picchu se ha abierto ante sus ojos desnuda, solitaria, salvaje para el japonés Jesse Katayama, quien tuvo que esperar siete meses debido a que se quedó varado en Perú por el coronavirus.
En principio, el japonés tenía planeado quedarse tres días en Perú, lo suficiente para cumplir uno de sus sueños, visitar Machu Picchu. Llegó a tierras andinas el 14 de marzo, justo cuando estalló el estado de alarma en el país causado por la pandemia de coronavirus.
A partir de ese momento, fue retrasando semana a semana su estancia en Aguas Calientes, uno de los poblados próximos a las ruinas, con la esperanza de que el parque reabriera pronto y visitar las ruinas precolombinas.
Mientras tanto, Jesse tuvo que comenzar a ganarse la vida para poder mantenerse allí. Dejó de ser turista para comenzar a vivir como un vecino más, incluso ha organizado clases de yoga y boxeo. “Ahora conozco bien este lugar, he hecho amigos. Es una experiencia que no voy a olvidar jamás” dice Jesse.
Su historia llegó a oídos de Alejandro Neyra, actual ministro de cultura de Perú, quién facilitó los trámites para que el joven pudiera completar el objetivo que se había propuesto siete meses antes.
«Había venido a Perú con el sueño de poder entrar», dijo el ministro Neyra, en una conferencia de prensa virtual el lunes. Agregó que se le permitió a Katayama entrar a las ruinas el sábado, «antes de regresar a su país«, con el director del parque.
En un video grabado en la cima de la montaña Machu Picchu, el turista celebró la esperada visita. «Es realmente asombroso, gracias», dijo Katayama.
Finalmente, con la ayuda de un responsable del parque, Jesse Takayama se ha convertido en la primera persona en pisar Machu Picchu desde que comenzara la crisis sanitaria provocada por la COVID-19.
Por el momento, Machu Picchu permanece cerrada al público. No obstante, en palabras del propio ministro Neyra, la ciudad Inca reabrirá las visitas a turistas nacionales y extranjeros a partir de noviembre, aunque aún no se ha establecido una fecha concreta. Eso sí, el aforo se reducirá a un 30%. Antes de la pandemia lo hacían alrededor de 3.000 personas, algunos días incluso 5.000. Una vez reabra, solo podrán n total de 675.
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