La ministra de la Corte Suprema Ruth Bader Gingsburg, una gigantesca defensora de los derechos de las mujeres, falleció el viernes en su casa en Washington. Tenía 87 años.
Ginsburg murió de complicaciones de un cáncer de páncreas, informó la corte.
Su deceso seis semanas antes de las elecciones sin duda dará pie a una encendida controversia en torno a si el presidente Donald Trump debe nombrar, y el Senado confirmar, un remplazo, o si el cargo debe permanecer vacante hasta después de que se conozca el resultado de las elecciones presidenciales.
Trump se refirió a Ginsburg como una “mujer asombrosa” sin mencionar nada sobre cubrir su vacante en la Corte Suprema cuando conversó con la prensa al término de un acto en Bemidji, Minnesota.
Biden señaló que el ganador de los comicios de noviembre debe nombrar al sustituto de Ginsburg. “Sin duda, permítanme ser claro: los votantes deben elegir al presidente y el presidente debe escoger al magistrado que será sometido a consideración del Senado”, dijo Biden a la prensa después de regresar a Wilmington, Delaware, procedente de Minnesota, donde hizo escalas de campaña.
Ginsburg anunció en julio que le harían quimioterapia debido a lesiones en su hígado, una de varias batallas contra el cáncer.
La ministra fue en sus últimos años la líder indiscutible del ala liberal de la corte y se había convertido en una especie de estrella para sus admiradores. Las mujeres jóvenes en especial parecían venerar a la abuela judía de la corte por su defensa de los derechos femeninos y de las minorías, y por la fortaleza y resistencia que mostraba frente a las pérdidas personales y las crisis de salud.
Sus problemas de salud incluyeron cinco peleas contra el cáncer que dieron inicio en 1999, caídas que resultaron en costillas rotas, la inserción de un stent para desbloquearle una arteria y varias hospitalizaciones después de que cumpliera 75 años.
Ginsburg se resistió a los llamados de los liberales de que se retirara durante la presidencia de Barack Obama en una época en la que los demócratas controlaban el Senado y era factible que se nombrar un sustituto con puntos de vista similares. Ahora, es casi seguro que Trump buscará que el sucesor de Ginsburg sea ratificado por el Senado bajo control republicano para hacer que la corte conservadora se incline aún más a la derecha.
Video en tendencia en Ecuador
This browser does not support the video element.