El principal implicado en la presunta red que comercializaba medicamentos del IESS de formal ilegal, Abraham Muñoz, se acogió al derecho al silencio en la investigación por el delito de delincuencia organizada.
El amigo de Daniel Salcedo decidió no hablar, y así quedó asentado en el acta del domingo 12 de julio, después de su detención. «Me acojo al derecho constitucional al silencio, señor fiscal», se lee en el documento.
La investigación fiscal recopiló información que apunta a que su principal mercado se extendía en las redes sociales y así se promocionaban para luego entregar el producto a domicilio o en casas alquiladas. Una de ellas fue en el norte de Guayaquil, según relató un perjudicado por Muñoz.
En chats de WhatsApp se pudo conocer lo que se negociaba la venta de medicinas. El paciente pregunta: mañana sería la entrega? O se demora”. Le responden: “Si tiene el efectivo puedo ir ahora… estoy cerca… mañana voy a hacer entregas al sur”. El vendedor clandestino le escribe: “Con la entrega a domicilio le puedo dejar hasta en $870… para ayudarla”.
Por su parte, Zobeida Aragundi, de la Comisión Nacional Anticorrupción, recordó que hace más de un año esta organización presentó en la Fiscalía una denuncia en la que ya se mencionaba a estas redes que sacaban y vendían medicinas de los hospitales públicos.
En este caso, también están vinculados su hermano y tres exfuncionarios del hospital del Guasmo, en Guayaquil.