Un hombre de 65 años entró en febrero al Taikang Hospital de Wuham. Con él, llegó su perro mestizo de siete años, que tuvo que quedarse a las puertas del centro hospitalario esperando a su dueño.
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El hombre, a pocos días de ser diagnosticado de COVID-19 falleció a causa de neumonía. A pesar del deceso del sujeto, su fiel amigo de cuatro patas estuvo sentado esperando su regreso y así iba a pasar los siguientes tres meses.
En algunas ocasiones, el perrito fue a buscar a su dueño al interior del hospital, convirtiéndose, incluso, en uno de los residentes.
La responsable de un pequeño supermercado conoció la historia del animalito y decidió llamarlo “Xiaobao” o pequeño tesoro y se ocupó de alimentarlo a diario.
Wu Cuifen ha explicado al New York Post que el animal «nunca salió del hospital. Fue increíblemente leal. Primero me familiaricé con el perro y, después, lo traje a la tienda.
Xiaobao esperaba, todos lo días, pacientemente en el hospital a que su dueño apareciera. Incluso trataron de llevarlo lejos del hospital y despistarlo, pero siempre regresaba a esperar el encuentro con su amo.
Xiaobao abandonó esta misma semana el hospital, debido a la queja de pacientes, y ahora está esperando a conocer cuál será su próxima familia: ya hay multitud de solicitudes para su adopción.