Félicien Kabuga fue detenido en un suburbio de Francia. El ruandés de 84 años vivía con una identidad falsa en un apartamento en París. Una mecánica bien trabajada y la complicidad de sus hijos le permitieron pasar desapercibido, hasta ahora.
Según los Tribunales Penales de la ONU, Kabuga es una de los fugitivos más buscados y uno de los principales organizadores del genocidio ruandés de 1994.
Los enfrentamientos entre Hutus y Tutsi, grupos étnicos de Ruanda, datan desde inicios de 1990. Los dos pueblos estaban sumergidos en un profundo conflicto, que fue suavizado por el presidente Juvénal Hanyarimana.
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Tras el asesinato de Juvénal, fuerzas militares tomaron el poder e iniciaron los asesinatos en masa de la etnia Tutsi. Se estima que en los 100 días que duraron los ataques murieron entre 800 mil y un millón de personas propias de esta etnia.
Kabuga fue el encargado de la campaña propagandística y proporcionó armas a los extremistas Hutus. Él logró escapar de Ruanda en junio de 1994, tras la derrota del ejército gubernamental a manos de el Frente Patriótico Ruandés.
Félicien, primero llegó a Suiza, pero esa nación se negó a concederle refugio y el empresario empezó una travesía por varios países, entre ellos: Kenia, Bélgica y el Congo.
Pese a que se ofrecía una recompensa de USD 5 millones por información que permitiera establecer su paradero, Kabuga pudo escurrirse de la justicia internacional durante más de dos décadas.