En Guayaquil se registra una nueva confusión en el manejo de cadáveres en el interior de los hospitales.
Esta vez una familia recibió el cuerpo, supuestamente de su pariente fallecida, el mismo que fue entregado para su respectiva cremación. Sin embargo, días después les notificaron que el cadáver de su familiar estaba en un nicho de uno de los cementerios de la urbe.
Más detalles de esta historia.
Emma Marina Aguirre de 86 años fue ingresada el pasado 25 de marzo al Hospital del IESS Ceibos con síntomas de Covid-19 y un día después murió en esa casa de salud.
A sus familiares les entregaron un cuerpo que llevaron a cremar a un campo santo de Guayaquil. Su familia tenía las cenizas de Emma en un cofre junto a un retrato de la señora.
Sin embargo, 10 días después de la cremación, funcionarios del hospital comunicaron a la hija de Emma que el cuerpo de su mamá estaba en un nicho de otro cementerio de la ciudad.
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Ahora, los familiares de Emma mantienen la esperanza de que los restos que se encuentran en el cofre de cenizas que está en la sala de su casa y que aquellos que reposan en el nicho de ese cementerio no sean de Emma y la encuentren con vida en alguna casa de salud.
Antecedentes de confusiones de este tipo.
El caso de Alba Maruri sorprendió a todos el último 25 de abril cuando la habían reportado como fallecida y luego de varios días de que su familia la lloraba con desconsuelo, les dijeron que la señora estaba viva dentro de un hospital mandándoles una fotografía.
En cambio, el pasado 1 de mayo los familiares de Teófilo Velasco lo hallaron en la antigua maternidad Enrique Sotomayor después que lo habían reportado como fallecido y sus familiares vivían un doloroso duelo.
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