España es, actualmente, junto a Italia, uno de los países más afectados de Europa. Madrid y Barcelona parecen desiertos y muchas personas se enfrentan al aislamiento y también a la incertidumbre. Derenth Jiménez, joven colombo-español diseñador de moda y experto del sector del lujo en este país, le cuenta a METRO cómo ha vivido la situación desde Barcelona. “Nos despertamos un día en Europa y nuestros abuelos empezaron a caer”
¿Cómo comenzó a cambiar toda la situación para ustedes?
Hace menos de dos semanas todos cometimos el error de someter al espejo cóncavo, al humor y al desinterés colectivo lo que ahora lleva el nombre de pandemia. Recuerdo que la última semana de enero, el virus no tenía ni tan solo nombre oficial designado por la OMS, con lo que , la etiqueta social prefabricada que usábamos para describirlo era «El virus de China». Desafortunadamente, hasta que las balanzas económicas no perdieron calibre, no germinó la semilla de la incertidumbre.
En España comenzamos el mes de marzo viendo algo que no tenía precedentes y nuestros amigos en Italia vivían en primera persona: las historias que habíamos escuchado de nuestros abuelos sobre racionamientos, confinamientos y triage de guerra en los hospitales. En Madrid y Barcelona se empezaron a desempolvar recuerdos sobre la Guerra Civil Española, para entonces, aquellas conversaciones en bares y cafeterías sobre «lo que pasa en China» adquirían un tono más lúgubre.
Ahora estaba ocurriendo en nuestro país vecino y el hashtag «#IoRestoACasa» lo veía en las publicaciones de mis amigos, ex-compañeros de trabajo y conocidos. Con esto quiero decir que, comencé a estar a una persona radial de distancia de algo a lo que antes me separaba miles de kilómetros.
¿Qué es lo que no se ha dicho o lo que los medios acá en Latam no han querido ver?
1) No circula información de cuáles son los alimentos que de verdad deberían estar en las despensas en caso de cuarentena. He visto la compra desmedida en supermercados de ultra procesados, congelados y comida industrial. Sí Latam llegase a vivir lo que está ocurriendo en Europa, la información respecto a la dieta en tiempo de cuarentena debería ser clara y concisa: alimentos que aporten la suficiente cantidad de energía, vitaminas y nutrientes necesarios para NO tener que salir de casa a comprar más.
2) Las medidas de seguridad dejan de limitarse únicamente a desinfectarse las manos y taparse la boca al momento de estornudar y se extienden a hacer la fila de 1 en 1 para entrar a las farmacias, grupos de 20 personas para entrar a los supermercados, pagar con tarjeta en vez de efectivo por razones higiénicas.
3) No hay información fácil de entender para la población circulando sobre el ratio de contagio, la gente en Latam debe saber por qué es importante permanecer en casa. Una persona puede contagiar a tres y comenzar el aumento de la infección a niveles exponenciales. El COVID-19 NO ES SOLAMENTE UNA GRIPE.
4) Los medios de comunicación no están dejando claro cuales son los grupos de riesgo de la infección: Adultos mayores, personas inmunodeprimidas, con cardiopatías y afecciones pulmonares. Las personas con asma, VIH+ y marcapasos hacen parte del compendio más frágil que no podrá superar «Esa NO gripe» de manera tan fácil. “Nos despertamos un día en Europa y nuestros abuelos empezaron a caer”
¿Hay desabastecimiento en las ciudades?
No: los primeros días del estado de alarma se mostraron caóticos respecto a la falta de información de la gente que siguiendo una tendencia colectiva, acabó con artículos de primera necesidad como el papel higiénico. En mi caso, en Barcelona, el agua potable debe ser embotellada y en ningún momento he tenido dificultad para encontrarla. Los productos alimenticios cárnicos SÍ están ausentes en los refrigeradores de los supermercados.
¿Quién es el que sale de su casa para hacer las compras?
Las personas más jóvenes y quienes no pertenecen a los grupos de riesgo. Se han creado micro-comunidades en las que los vecinos se ofrecen a ayudar a los adultos mayores con sus compras con tal de que no tengan que salir y exponerse. También hay avalanchas de voluntarios ofreciéndose a cuidar a los niños que no asisten a clases y la prestación de servicios a personas dependientes. En la comunidad de Cataluña, donde vivo, se registraron en un día 1.500 voluntarios a través de la pagina https://voluntariat.gencat.cat/.
¿Cuándo comenzaron a regir las medidas en las ciudades?
Las medidas más estrictas (las de confinamiento bajo el mando militar) se han implantado en diferentes tiempos según los poderes de cada comunidad autónoma. Más sin embargo todas comenzaron a regir a la par desde hoy. Cataluña, por ejemplo, se puso en autoconfinamiento desde la semana pasada adelantándose a lo que el gobierno central dictaminara.
¿Qué es lo que generalmente haces en estos días? ¿Cómo vive ahora la gente con esta medida, en general?
Considero que sería alimentar la histeria colectiva decir que mi vida normal se ha visto gravemente afectada. Llevamos 3 días de confinamiento y las actividades que he cesado son ir al gimnasio y socializar fuera de casa. Es evidente que «ir al trabajo», es otra cuestión de la que ya tendremos tiempo para hablar más adelante y en respeto al personal de salud, limpieza ciudadana, reponedores, cajeros de supermercados y personal farmacéutico. Nuestra situación en España no se compara (de momento) a la de nuestros amigos y familiares en Italia con 15 días o a China y sus casi 60 jornadas sin poder salir. En general, todos están leyendo los libros que nunca terminaron, compartiendo el tiempo en familia que antes no podían y desde luego: creando lo que yo llamo el nuevo «Baby Boom millenial».
«En España comenzamos el mes de marzo viendo algo que no tenía precedentes y nuestros amigos en Italia vivían en primera persona: las historias que habíamos escuchado de nuestros abuelos sobre racionamientos, confinamientos y triage de guerra en los hospitales»
¿Qué ha pasado con el trabajo de muchos? ¿Cómo está funcionando? ¿Cómo te sientes al respecto?
El panorama es terriblemente desolador. Siento que estoy viviendo lo mismo que en la crisis económica del 2008. Está por sentado que entraremos en recesión económica.
Yo me dedico a trabajar en el sector del lujo y nuestro mayor porcentaje de ventas se hacía precisamente a los chinos. En febrero, más de 3 contrataciones que tenía previstas se difuminaron, hasta que directamente todas las tiendas y cadenas de producción que no sean de bienes de primera necesidad, cerraron. Los gobiernos hablan de inyecciones de capital para dar soporte a las pequeñas empresas y trabajadores autónomos. Aun así, todos sabemos y basados en la experiencia de la recesión, que no saldremos bien librados de esta.
Me gustaría destacar que no solamente el trabajo del personalmente sanitario, sino también de perfiles como reponedores de supermercado, cajeros y personal de limpieza ha sido excepcional. Todos aquellos perfiles que de costumbre suelen ser pasados por alto bajo miradas esnobistas, hoy son esenciales para continuar con esta batalla.
¿Qué ha significado, en términos emocionales, estar confinados?
De manera más personal, el acto que ha suscitado mis emociones al rojo vivo es el de salir todos los días a las 8:00 pm a los balcones de nuestras casas para aplaudir a la humanidad en general. Si bien la idea es reconocer el sacrificio que el personal sanitario está librando, creo que esto es una cuestión de humanidad global en la que no importa la profesión, estamos todos en ello.
Se habla de convertir «Nessun Dorma» en el himno oficial de esta guerra, lo que está encima de la mesa es salvar vidas de una forma «contemporánea». Sea la hora que sea, todo es igual, ya no importa qué día de la semana es ni qué fecha. Todo aquello creado por el hombre para contabilizar y hacer uso de números solo importa si se puede aplicar para mantener a quienes queremos con vida. En cada medio de comunicación hay alguien del personal sanitario llorando delante de la frustración por la desobediencia, ignorancia y arribismo. Se te parte el alma.
Cuidar también la salud psicológica es un factor decisivo y por ello, a pesar de que podemos salir de nuestras residencias estrictamente para comprar alimentos y medicinas, decido de manera «voluntaria» también estar en casa. Sé que es lo mejor, sé que es mi grano de arena. No existe otra razón para no entender esta cuestión más allá del egoísmo propio.