El equipo defensor del fundador de la plataforma WikiLeaks, Julian Assange, afirmó este martes que el proceso de su extradición a Estados Unidos que afronta por difundir información confidencial de ese país en 2010 creará «un precedente para todos los periodistas«.
En vísperas de que el 24 de febrero se inicie ese proceso en Londres, comparecieron ante la prensa el actual director del portal, Kristin Hrafnsson; la abogada del informático, Jennifer Robinson, y los diputados australianos George Christensen y Andrew Wilkie.
Hrafnsson advirtió de que el resultado del juicio en el Reino Unido, que responde a una petición de entrega emitida por EEUU el pasado mayo, determinará «el futuro del periodismo«, porque decide «qué sucede con un periodista que difunde información de un Estado veraz y de interés público».
Según el islandés, «no cabe duda» de que Assange, que en su juventud fue háker, actuó como periodista al difundir en 2010 los registros militares estadounidenses de las guerras de Afganistán e Irak y miles de cables diplomáticos que revelaron abusos de los derechos humanos en todo el mundo.
El australiano, de 48 años, recluido en la prisión londinense de alta seguridad de Belmarsh, ha recibido el apoyo de periódicos como «The Guardian» y «The New York Times» y de asociaciones como Reporteros sin Fronteras y Amnistía Internacional (AI).
Detenido inicialmente en 2010 en el Reino Unido a petición de Suecia por un caso de violación hoy archivado, Assange ha pasado los últimos diez años confinado, primero bajo arresto domiciliario y después refugiado en la embajada en Londres de Ecuador, que en 2019 le retiró el asilo político.
El pasado mayo, EEUU pidió al Reino Unido su extradición por 18 presuntos delitos de espionaje y conspiración para cometer intrusión informática, que, de ser hallado culpable en ese país, acarrean unos 175 años de cárcel.
Hrafnsson dijo hoy que «es imposible» que su colega tenga un juicio justo en Estados Unidos porque su caso «está politizado» y él es «un preso político», además de que EEUU ha dicho que no considera que «los extranjeros estén protegidos por la Primera Enmienda» de su Constitución, que vela por la libertad de expresión.
«EEUU ha decidido que puede perseguir a los periodistas allí donde residan en el mundo, que tiene jurisdicción universal, como ahora, que trata de extraditar a un australiano desde el Reino Unido a Estados Unidos por una publicación que sucedió fuera de las fronteras estadounidenses», dijo.
«Esto es muy serio y un preocupación grave para todos los periodistas», añadió.
Robinson adelantó que, durante el proceso judicial, que podría durar años porque con seguridad habrá recursos, EEUU argumentará que Assange es una pirata informático que causó daños personales con sus revelaciones, lo que la defensa refutará.
En la comparecencia, los diputados australianos pidieron a EEUU que anule su petición de extradición y a los Gobiernos británico y de Australia que actúen para evitarla, así como que Assange sea devuelto a su país de origen.
Christensen dijo que, personalmente, es «fan de (el presidente de EEUU Donald) Trump y de Bojo (el primer ministro británico, Boris Johnson)«, pero lo es aún más de «la libertad de prensa«.
Al término de la sesión, el padre del detenido, John Shipton, declaró a los periodistas que el estado de salud de su hijo, que estaba muy deteriorado, «ha mejorado», pues se le ha permitido salir de su celda de aislamiento y ha iniciado un régimen de ejercicios, si bien señaló que su trato equivale a «tortura«.
Hrafnsson apuntó que el fundador de WikiLeaks pudo salir de su celda de confinamiento solitario gracias en parte a la campaña que hicieron sus colegas presos, que demostraron «más humanidad que la que a veces hay fuera» de la cárcel.
Más de un centenar de médicos han pedido que el fundador de WikiLeaks reciba atención médica urgente en la cárcel para resolver sus problemas de salud física y mental, en una carta publicada hoy en la revista científica «The Lancet».
Se espera que Assange comparezca el próximo lunes en persona al inicio de su juicio en Woolwich Crown Court (sureste de Londres) y, después de varios días de argumentaciones, se prevé que el proceso, que atenderán observadores internacionales, sea pospuesto hasta mayo.
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