El pasado 08 de enero se produjo un ataque con misiles balísticos a una base militar en Irak, que alberga a milicia estadounidense. Según reportes de El Pentágono, una docena de cohetes impactaron en los complejos de Al-Asad, ubicado al oeste de Bagdad.
Donald Trump, posterior al ataque, señaló que no existieron víctimas mortales entre el personal estadounidense e iraquí presente en las bases. Además, se reportó que los daños materiales a las instalaciones eran mínimos.
Durante la mañana del lunes 13 de enero, las tropas de Estados Unidos estaban limpiando escombros y restos. Dentro de las instalaciones se encuentran 1 500 miembros del ejército norteamericano.
Imágenes del lugar
Personal de la agencia Associated Press (AP) recorrieron el espacio y visualizaron la magnitud de los daños provocados por los impactos de los misiles. Grandes cráteres en el suelo y daños en remolques tipo militar figuraban entre los principales afectaciones.
Aproximadamente 5000 soldados de Estados Unidos están en territorio del medio oriente, para responder a cualquier actividad militar en la zona. “Tenemos el ejército más poderoso y mejor equipado en cualquier parte del mundo de lejos”, puntualizó Donald Trump (presidente de EE.UU).
Por su parte, el líder ayatola Alí Jamenei catalogó el ataque como una bofetada para el Gobierno de Trump. La ofensiva llegó en respuesta a los hechos ejecutados contra Qassem Soleimani, poderoso comandante de tropas iraníes.
Estados Unidos usó aviones no tripulados para bombardear una convoy de vehículos donde se transportaba Soleimani. Javad Zarif, ministro de Relaciones Exteriores de Irán, indicó que “no buscan una escalda o una guerra, pero se defenderán ante cualquier agresión”.
Jonathan Marcus, corresponsal de la BBC, acotó que el ataque fue una respuesta moderada debido a la importancia del general Soleimani. Debido al ataque, el precio del petróleo a nivel mundial subió un 5%, máxima cotización en meses.