En abril de este año concluyeron las últimas obras de repavimentación vial en el Distrito, de un plan integral que inició en 2017 con la intervención en siete ejes viales.
Sin embargo, entre el 60 a 70 por ciento de vías en Quito están en mal estado, según una evaluación realizado por la Epmmop, lo cual motivó la ejecución de un nuevo plan de repavimentación que inició el 9 de septiembre y pretende ser más efectivo que los aplicados anteriormente.
Según Fernando Pazmiño, Gerente de Obras Públicas de la Epmmop, «muchos de los sectores viales no han sido atendidos, y los que sí fueron intervenidos recibieron un tratamiento de recapeo, el cual no dio el resultado de viabilidad que se esperaba».
Es por ello que, en esta nueva administración, tras un diagnostico visual y de deflectometría (análisis estructural), se decidió retirar toda la capa asfáltica y colocar una nueva. La idea es dar un tratamiento a la estructura expuesta, revisar drenaje y sellar.
«Le estamos poniendo especial esmero, no olvidemos que el asfalto proviene de nuestro crudo no es de la mejor calidad como insumo y hemos analizado cambiar las fuentes del agregado para la mezcla asfáltica, procurando que los procedimientos nos permitan mejorar su vida útil», Pazmiño.
Con los mantenimiento adecuados, este pavimento podría tener una duración de hasta 15 años.
Pavimento flexible vs. concreto
El pavimento flexible no es la única alternativa para mejorar el estado vial de una ciudad. El pavimento rígido es otra opción, aunque costosa al inicio, es de una durabilidad cercana a los 30 años. Esta técnica será empleada solo en los corredores municipales, pero ¿por qué no hacerlo en otras vías importantes de la ciudad?
Pazmiño indica que es una cuestión de costos. La inversión inicial es muy alta, por lo que se prioriza sectores para este tipo de obras.
Verónica Miranda, presidenta del Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha, indica las ventajas y diferencias de estos materiales. En términos de durabilidad, el hormigón puede permanecer en óptimas condiciones hasta 30 años, por lo que a largo plazo la inversión es menor. Además, permite menor consumo de combustible a menor fricción con neumáticos, absorbe menos calor ambiental y reduce los costos en iluminación vial.
El problema mayor con el asfalto es que al contacto con el agua y el calor pierde la estabilidad original del material, por lo que es importante el drenaje para evitar el deterioro de la estructura.
«Este tipo de obras requieren planificación. A veces las soluciones a largo plazo no se han implementado porque no nos abrimos a las nuevas tecnologías», indicó Miranda, al referirse a nuevos materiales que podrían utilizarse en estas obras, como adoquines o pavimento delgado, que podrían colocarse en algunas zonas, para solucionar un problema específico y darle vida al sector en la parte decorativa.
Las lluvias en Quito
Los primeros días de septiembre iniciará la temporada lluviosa, según el Inamhi. ¿En qué afectará a la repavimentación?
Pazmiño indica las condiciones invernales si afecta los trabajos, «pero desde la nueva administración trabajamos en dos jornadas, por lo que estamos empeñados en utilizar la mayor parte del trabajo día a efectos de optimizar los momentos que nos brinde la condición climática».
Para Miranda, cuando se trabaja con asfalto, el tiempo de lluvia favorece el momento del fresado del material actual y se puede avanzar más rápido con el proceso. Pero, se necesita varios días de secado para dejar actuar al material, indicó.
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