Durante décadas, Plácido Domingo, uno de los hombres más poderosos y elogiados en el mundo de la ópera, ha intentado presionar a mujeres para que tengan relaciones sexuales con él, prometiendo empleos y en ocasiones tomando represalias contra las carreras de aquellas que rechazan sus proposiciones, dijeron numerosas acusadoras a The Associated Press.
Ocho cantantes y una bailarina dijeron a AP que fueron acosadas sexualmente por el superastro español, que lleva décadas casado. Los incidentes ocurrieron a lo largo de tres décadas desde finales de la década de 1980, en ocasiones en compañías de ópera en las que él ocupaba altos puestos directivos.
El pronunciamiento de Domingo
“Aun así, es doloroso saber que puedo haber molestado a alguien o haberles hecho sentir incómodas, sin importar cuánto tiempo haya pasado y pese a mis mejores intenciones. Yo creía que todas mis interacciones y relaciones fueron siempre bienvenidas y consensuadas. La gente que me conoce o ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que dañe, ofenda o avergüence a nadie a propósito”, añadió.
“Sin embargo, reconozco que las normas y estándares por los que se nos mide hoy _como debe ser_ son muy diferentes de lo que eran en el pasado. He tenido la bendición y el privilegio de haber tenido una carrera de más de 50 años en la ópera y me atendré a los estándares más altos”.
Más acusaciones
Una acusadora dijo que Domingo metió la mano bajo su falda, y otras tres dijeron que las besó por la fuerza en la boca en lugares como un vestuario, un cuarto de hotel y un almuerzo de trabajo.
Además de las nueve acusadoras, otras seis mujeres dijeron a la AP que las proposiciones sexuales de Domingo las hicieron sentir incómodas. Una cantante dijo que le pidió varias veces salir en una cita tras contratarla para cantar una serie de conciertos con él en la década de 1990.
La AP también habló con cerca de una treintena de cantantes, bailarines, músicos de orquesta, personal técnico, maestros de canto y administradores, que dijeron haber presenciado comportamiento inapropiado de índole sexual por parte de Domingo, y que el cantante perseguía a mujeres más jóvenes con impunidad.
Siete de las nueve acusadoras dijeron a la AP que sintieron que sus carreras se vieron perjudicadas tras rechazar las propuestas de Domingo, y algunas señalaron que el artista les prometió papeles que nunca se concretaron. Varias dijeron que aunque trabajaron con otras compañías, nunca volvieron a ser contratadas para trabajar con él.
Sólo una de las nueve mujeres aceptó ser identificada: Patricia Wulf, una mezzosoprano que cantó con Domingo en la Ópera de Washington. Las demás solicitaron anonimato, indicando que o bien siguen trabajando en el sector y temen represalias o temen ser humilladas públicamente e incluso acosadas.
Los testimonios de las acusadoras muestran patrones muy similares de comportamiento, en los que Domingo las contactó de forma persistente _a menudo llamándolas repetidas veces a sus casas por la noche_, expresó interés en sus carreras y las instó a reunirse con él en privado con el pretexto de ofrecerles consejo profesional.
Ninguna de ellas pudo ofrecer documentación como mensajes telefónicos, pero la AP habló con muchos colegas y amigos en los que habían confiado. Además, la AP verificó de forma independiente que las mujeres trabajaron donde dijeron y que Domingo coincidió con ellas en esos lugares.
Dos de las mujeres dijeron haber cedido brevemente a las proposiciones de Domingo pues creían que podían poner en peligro sus carreras rechazando al hombre más poderoso de su profesión.
Una de ellas dijo que tuvo relaciones sexuales con él dos veces, incluida una en el hotel Biltmore de Los Ángeles. Cuando Domingo se fue para una actuación, señaló la mujer, dejó 10 dólares en la mesilla de noche y dijo: “No quiero que te sientas como una prostituta, pero tampoco quiero que tengas que pagar por el estacionamiento”.
Muchas de las acusadoras dijeron que muchos colegas les advirtieron en repetidas ocasiones que no estuvieran nunca a solas con Domingo, ni siquiera en un elevador. Si lo acompañaban a almorzar o cenar, lo hicieran en un sitio público y se abstuvieran de consumir alcohol.
Las mujeres que hicieron las acusaciones eran en su mayoría jóvenes y estaban comenzando entonces sus carreras.
Varias dijeron haber tomado medidas extremas para evitar a Domingo, como dejar de usar el baño más cercano a su oficina, pedir a colegas que permanecieran junto a ellas mientras trabajaban y no responder llamadas a sus casas.
La bailarina llamaba su técnica para evitar al cantante «un amague, una risita y te vas», y una soprano la etiquetó como «andar en la cuerda floja».
Con información de AP
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