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El peligro del mal manejo de los residuos electrónicos

El mal manejo de los residuos electrónicos nos mata. Hay falta de una normativa nacional que exija a las empresas productoras y distribuidoras hacerse cargo de esta área. ¿Qué ocurre con estos desechos en Quito y por qué su impacto ambiental es tan nocivo?

Los residuos electrónicos son básicamente todos los equipos que funcionan con electricidad o con pilas, que ya llegaron al final de su vida útil. Este tipo de desechos entran en la lista de los más contaminantes del planeta. Los componentes que tienen metales, plásticos, baterías, cables, entre otros, son los que generan un impacto ambiental negativo debido a que no se descomponen nunca.

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Entonces, la gama de residuos que entra en esta categoría es grande. Se incluyen computadoras, impresoras, refrigeradoras, secadoras de cabello, cocinas, juguetes, celulares, entre otras.

En Quito, esta basura electrónica está considerada como peligrosa, así lo estableció la Ordenanza Municipal Nro. 332. A pesar de esto y la problemática que representan, expertos ambientales indican que no se han tomado medidas en el país que permitan ejecutar en todas las ciudades, con la seriedad del caso, acciones para ayudar a un reciclaje consiente.

  1. Según cifras de EMGIRS-EP, en Quito se registró que en 2017 se generó 12.7 toneladas de residuos electrónicos, en 2018 16.1 toneladas y en lo que va del 2019 se contabilizan 4.9 Tn.

Las consecuencias que provoca un mal manejo de los residuos electrónicos son graves, según explica Johanna Rosales, quien dirige Vertmonde, gestor autorizado por el Ministerio de Ambiente y experta en gestión adecuada de residuos electrónicos. Este tipo de basura al poseer gran cantidad de metales pesados y sustancias tóxicas, «contaminan el agua, el suelo y si es que se queman contaminan también el aire».

Entonces, cuando un residuo tiene la categoría de peligroso requiere un  procesamiento especial, no puede ser reciclado por cualquier persona, si no que necesitan un manejo adecuado para evitar este impacto ambiental negativo.

Es por esta razón que el aporte en que se pueda dar en cada ciudad es valorado para contrarrestar los efectos del daño ambiental. Es así que nace la cuestión sobre qué está pasando con estos residuos en Quito. En este contexto, Johana Rosales señala que no existen muchas campañas de reciclajes para este tipo de basura, «especialmente porque es un tema complicado y que requiere de un coste elevado».

Lo que hemos visto es que actualmente muchos de estos residuos terminan en quebradas, en escombreras o la gente los pone junto con la basura normal. O también se entrega a recicladores informales de pie de vereda que finalmente lo que hacen es recuperar un poco de metales y algún otro material valiosos, pero el resto lo queman, lo entierran o termina en alguna quebrada o alguna condición similar».

Ejemplos de este mal manejo se puede encontrar en un monitor, este tiene vidrio y por dentro un recubrimiento de plomo. Si es que ese vidrio se desecha en la quebrada, al entrar en contacto con el agua, el plomo se libera y contamina todo el suelo y hasta un río.

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También hay quienes queman el plástico de los cables, esto para eliminar el recubrimiento y finalmente quedarse solo con los filamentos de cobre. Al hacerlo se contamina el aire también.

Ante esta peligrosa situación se plantean problemas y soluciones

Rosales explica que el tema de legislación es muy macro, «pues falta una norma técnica especifica que hable respecto de residuos electrónicos peligrosos y especiales». En Quito hay la Ordenanza 332 que habla de residuos peligrosos y especiales «y claro, los generadores, es decir todos nosotros, tenemos la responsabilidad de saber dónde los dejamos y tal. Pero tampoco no se regula mucho. Es decir,  existe pero luego nadie sabe lo que tiene que hacer». 

Y así también está la responsabilidad que se debe tener como ciudadano. Tomar esa conciencia para depositar los residuos en los lugares adecuados. «Entonces, por un lado está el tema de la legislación, de que nos digan a todos qué debemos hacer y más que nada como ciudadanos ser responsables de lo que hacemos con nuestros equipos cuando ya son residuos». 

Por otro lado, la experta indica que las empresas productoras y distribuidoras también deben hacerse cargo de esta área. Ella señala que como gestores ambientales, han estado «trabajando con el Ministerio del Ambiente estos últimos años» para lograr tener una legislación en la cual se le de la responsabilidad del manejo de residuos a los productores y a los importadores.

Es decir, si es que hay una entidad que importe equipos electrónicos y los comercialice en el país, esa empresa debería ser responsable de generar programas de reciclaje gratuito para todos nosotros, porque es un poco costoso este tema de reciclajes electrónicos y  realmente que eso esté dentro del presupuesto de una municipalidad es super fuerte. Entonces es ahí donde queremos que la responsabilidad tenga el productor o importador. Que sean ellos quienes armen las campañas de recolección que estén disponibles para todos y que hagan el reciclaje adecuado de estos residuos. Esa seria la propuesta de cómo pensamos que debería funcionar».

En este sentido, estas empresas tendrían que estar a cargo de realizar y financiar las campaña de reciclaje, pero es a los gestores ambientales a quienes se debe entregar los residuos para que ellos pasen a procesar el material.

«Finalmente, sea quien sea que genere las campañas, nos tendrían que entregar a nosotros, los gestores calificados, para que hagamos el proceso de reciclaje o de manejo adecuado».

Jorge Sempértegui Vanegas, Gerente General de la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Emgirs), explica que no trabajan por el momento directamente con empresas productoras o distribuidoras de los dispositivos electrónicos en programas de reciclaje, porque están a la espera de la normativa sobre responsabilidad extendida que debe emitir el Ministerio del Ambiente. 

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«Nuestra Ordenanza Municipal 332 ya contempla esta posibilidad, pero es necesaria la normativa nacional. La iniciativa es correcta y así es cómo funciona en otros países», explica Sempértegui respecto al planteamiento de que las empresas que importan y comercializan los equipos electrónicos sean la misma que arme campañas de recolección y reciclaje de estos residuos. 

Además, Sempértegui indica que en efecto, en las campañas de reciclaje de este tipo de residuos se «requiere mucho flujo de dinero y por lo tanto es necesario que se involucre la empresa privada».

Entonces, en la actualidad EMIRS trabaja en colaboración con la Secretaría de Ambiente y Emaseo. Además de la Red Nacional de Recicladores del Ecuador (Renarec) que trabajan en sus Centros de Educación y Gestión Ambiental (CEGAMS).

Puntos de reciclaje y difusión 

Jorge Sempértegui explica que existen 296 puntos ubicados en diferentes sitios de la ciudad donde se recogen los residuos electrónicos domiciliarios, mientras que los generados en la industria entregan a sus gestores ambientales. Si quieres conocer cuáles son estos puntos, puedes ingresar aquí.

A pesar de la existencia de estos contenedores especiales de basura doméstica especial, no todos los ciudadanos están al tanto de estos puntos específicos. De 30 quiteños consultados, 22 dijeron no conocer en la ciudad dónde pueden depositar sus residuos electrónicos.

Sempértegui señala que al momento se está difundiendo sobre el manejo adecuado de residuos electrónicos a través de campañas de educomunicación, lideradas por la Alcaldía y la Secretaría del Ambiente, y las redes sociales de EMASEO y EMGIRS.

Sin embargo, según los resultados de la encuesta, es necesario ampliar el conocimiento a los ciudadanos sobre los pasos a realizar con los residuos. Pues de los consultados, el 56,7% dice no haber escuchado campañas sobre la temática. Sempértegui está de acuerdo en que «fortalecer las campañas de educomunicación es esencial para el adecuado manejo de los mismos». 

Además, los ciudadanos también evidencian el mal manejo que tienen respecto a estos residuos. De los 30, solo 11 reciclan pilas, mientras que 13 dicen que desechan estos artefactos en basureros comunes. Con los teléfonos celulares pasa algo diferente. La mayoría (11)  decide guardar los aparatos, apenas 7 reciclan, y el resto decide botar o venderlo.

A pesar de esto, el 93,3 % de encuestados desea informarse sobre cuál es el proceso y el lugar dónde dejar esta basura electrónica.

¿Qué opina el Alcalde?

Por su parte, el Alcalde de Quito, Jorge Yunda, dice que sí se piensa en esta problemática y la solución. «La propuesta es educar, la propuesta es cultura para enseñar a la población lo peligrosos que son estos desechos y cómo tienen que ser regresados hacia la industria para su reciclaje y no que pueda ir a contaminar la naturaleza, espacialmente el agua. Una pila puede contaminar enormemente el medio ambiente».

Además señaló que se van a presentar proyectos de ordenanzas porque «justamente esa es nuestra propuesta, de que tengamos una administración amigable al medio ambiente».

¿Qué ocurre con los residuos electrónicos reciclados?

Rosales explica que hay una gran cantidad de materiales de los residuos electrónicos que se pueden recuperar. Entre esto se encuentra el plástico, que puede reutilizar para volver a hacer equipos electrónicos. Así también hay ciertos metales que se pueden utilizar para hacer algunos otros productos. Pero hay un gran componente de materiales que no se pueden rehusar, entonces hay que buscarles una forma de destrucción adecuada.

Dalia Montalvo, Subdirectora de Comunicación de la Empresa Pública Metropolitana de Aseo de Quito (Emaseo), explica el procedimiento con los contenedores especiales para los residuos electrónicos ubicados en los diferentes sectores de la ciudad.

Ella indica que esta basura electrónica se recolecta semanalmente por un vehículo dedicado exclusivamente para el servicio de residuos especiales, y se transporta hasta las bodegas de residuos peligrosos y especiales que mantiene la EMGIRS EP en El Inga.

En ese sitio, se descarga manualmente el contenido de cada celda o compartimento del contenedor, y se deposita en las bodegas específicas para cada tipo de residuo especial.

La EMGIRS EP almacena esos residuos hasta que se completa el volumen necesario para que el Gestor de Residuos envíe su camión a retirarlos, y gestione esos residuos según su Licencia Ambiental.

Después de procesados o dispuestos, el Gestor de Residuos debe emitir un certificado de gestión final de esos residuos, para el archivo de EMASEO y EMGIRS.

EMGIRS EP almacena esos residuos en sus bodegas y los entrega una o dos veces al año, a un Gestor de Residuos Peligrosos, calificado por el Ministerio de Ambiente, que mantenga su licencia de operación vigente».

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