La venezolana Gilda Sol Mujica vivió las peores de su vida. Jamás creyó que rechazar a un hombre podría poner riesgo su vida en Perú, país adonde emigró hace ocho meses desde su natal Venezuela en busca de mejores oportunidades, pero un violador truncó los pasos de la inmigrante.
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El pasado jueves, la venezolana de 27 años, se preparaba para la inspección de entrega del apartamento que habitó durante seis meses y del que decidió marcharse por un reciente robo.
No se sentía segura, por ello pidió a su arrendadora que fuera a hacer la inspección de entrega para mudarse. Sin embargo, el plan varió un poco, pues en lugar de la propietaria del inmueble, se apareció su hijo.
Reyner Alvarado Meza llegó en lugar de su madre para dar el último vistazo al apartamento, tenía una bolsa verde en las manos. La venezolana le dio entrada con cierta tensión, pues semanas antes el hombre la invitó a salir y le había confesado por mensajes de texto el amor que sentía por ella, situaciones que evadió en todo momento, desencadenando ira en el hombre rechazado.
“Señorita, disculpe que se lo diga, la amo tanto desde el primer día que la vi”, habría escrito en uno de los 15 mensajes que le envió. Ella solo respondió pidiendo hacer la inspección de entrega del apartamento.
En medio de la inspección, Alvarado ingresó a una habitación y la llamó para que viera algo, ella entró. No pensó que él la recibiría con un baño de ácido en la cara y una puñalada en la cabeza.
“Perra muere, maldita tienes que morir. Vas a morir por haberme rechazado. Yo te amaba y tú me rechazaste”, cuenta la mujer que le gritaba Alvarado en medio de la ira.
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“Yo grité, pedí auxilio. Le dije que no me siguiera lastimando. Me acuchilló varias veces en el cuello y la cabeza. Las puñaladas en la cara no son tan grandes porque yo metí la mano buscando salvar mi vida y le aguanté el cuchillo por el filo, eso me ocasionó una herida grande en la mano y me quedó un dedo colgando”, detalló la venezolana.
Hoy Mujica permanece en recuperación y ha logrado hablar con los medios locales y con El Nuevo Herald de Venezuela para relatar los duros momentos que pasó y para pedir ayuda, pues necesita donantes de sangre para consolidar su recuperación. Además, los médicos del Hospital de Lima le han desahuciado la visión de uno de los ojos.
“No sé cómo sobreviví porque las heridas eran tan profundas, boté tanta sangre que yo en ese momento dije ‘este es mi final, yo voy a morir aquí’ porque no creí que iba a sobrevivir a tantas puñaladas en la cabeza, en el cuello”, explicó.
Ensañamiento
El ataque y las heridas de las 12 puñaladas no fueron suficiente para Alvarado Mesa. Con la imagen de la mujer ensangrentada y malherida, decidió violarla.
“Yo quedé inconsciente y comencé a botar espuma por la boca por el ácido que me tragué. Me dio con los pies. Él pensó que yo estaba muerta», dijo la mujer, y añadió que cuando volvió en sí «escuché que estaba hablando con alguien por teléfono a quien le dijo que ya estaba muerta, que me cortaría en trozos y me metería en una bolsa negra”, relató.
La idea de morir en manos de aquel violador no era una posibilidad para ella, así que decidió buscar una salida. Quizá la más osada, pero en medio del desespero y el dolor, no vio otra opción.
La venezolana decidió arrastrarse hasta la ventana del apartamento y lanzarse del tercer piso del edificio ubicado en la cuadra 2 de la calle Los Geranios, en Puente Piedra, Perú. Su caída al vació le ocasionó fracturas en la pierna, tobillo y pie.
El atacante, que intentó suicidarse, también está en proceso de recuperación en el mismo hospital que Mujica. Hoy ella cuenta la historia de este violador con dolor con sed de que la ley se haga valer. “Lo único que pido es justicia”, dice la venezolana en un altivo llamado al propio Presidente de Perú para que tomes medidas que combatan el feminicidio.
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