Ana Julia Quezada es la asesina del niño Gabriel Cruz, un sin fin de historias se han desarrollado alrededor de uno de los casos más tristes y comentados de los últimos meses. Ella era su madrastra, y las pruebas recabadas la señalan como culpable de la muerte del pequeño. Desde la cárcel escribe una carta al programa de Ana Rosa en televisión nacional y pide perdón a los padres de Gabriel.
A pesar de que la acusada insiste en que fue un accidente, el juez que lleva el caso asegura que Ana Julia actuó con premeditación, y fue capaz de cavar la fosa en la que posteriormente llevaría el cuerpo sin vida del niño para enterrarlo. La fiscalía catalogó el hecho como “asesinato alevoso”.
Desde la cárcel de El Acebuche, la asesina envía una carta en respuesta a una que le había llegado de la producción del programa de Ana Rosa. Las hojas escritas a mano fueron mostradas en televisión, y cada una de las palabras allí escritas fueron leídas para conocimiento del público. Una extensa carta en la que la madrastra de Gabriel comparte su aparente arrepentimiento.
Entre las frases más resultantes de su relato, hace énfasis en el conocimiento que tiene de haberle quitado a Ángel, su ex pareja, lo más importante que alguien puede poseer, un hijo, también asegura que sigue enamorada de él. En este relato, Ana Julia no menciona, nunca, el nombre del niño.
En la extensa carta, también recuerda a su hija y dice extrañarla mucho. Esta consciente que pasará el resto de su vida en prisión, y asegura que aún tiene mucho que contar sobre su posición en este caso. Confesó haber sentido miedo y que la situación se le salió de las manos por lo que no pudo decir la verdad, ni a su esposo o a la Guardia Civil. Condena a aquellas personas que la atacan.
Según Ana Rosa, ha llegado a sus manos una segunda carta escrita por Ana Julia en la que se muestra más dura. Esto se debe a que logró ver unas imágenes del «linchamiento» en un acto popular en Coripe (Sevilla) de una muñeca que la representaba.
En sus palabras se lee la molestia y le parece inaceptable el hecho de que el pueblo tome una muñeca negra, y la quemen simulando que es la asesina del niño. En la segunda carta, si menciona a Gabriel, y sigue su auto defensa en toda esta tragedia.
Ana Julia Quezada condena estos actos de racismo en su país y asegura que, en prisión se siente bien porque está rodeada de profesionales que la tratan como es debido. También pide que se le sea juzgada como debe ser, y que no se dejen llevar por el racismo y otras situaciones que la ponen en desventaja.
La autopsia de Gabriel arrojó que murió asfixiado el mismo día que desapareció, minutos después de haber ingerido algunos alimentos. Ana Julia se convirtió en una de las sospechosas principales de la Guardia Civil, al no tener una coartada clara sobre lo sucedido. Tras doce días de búsqueda incansable los agentes detuvieron a Quezada en la localidad de Almería, cuando trasladaba el cuerpo sin vida del niño en el maletero de su automóvil.