“Estamos compartiendo lo que fue hecho por ustedes mismos. Dios bendiga las manos que lo hicieron, los que reparten y los que reciben estos alimentos”, comenzó diciendo el Sumo Pontífice en Estación Central.Para cerrar dijo que “este compartir nos enseñe a compartir el camino, la vida y el cielo… Y en esta bendición no pedí que no cayeran mal al hígado (las sopaipillas), porque tienen muy buen olor”.