Entre los jóvenes con recursos de Rusia, hay una nueva moda: hacer que sus bebés nazcan en Miami.
«Es algo realmente común», dijo Ekaterina Kuznetsova al canal NBC. «Cuando subí al avión para venir, no era yo sola: había cuatro o cinco mujeres más».
Si bien durante años las embarazadas chinas han viajado hasta California para que sus hijos tuvieran ciudadanía estadounidense, ya que es un derecho constitucional de nacimiento, entre las millennials rusas el fenómeno reciente tiene un perfil de marca de status.
De hecho, los paquetes de vacación-parto pueden llegar a USD 84.700, según The Daily Beast: esa opción incluye un apartamento en las torres lujosas de Sunny Isles —una localidad al norte de Miami Beach apodada «la Pequeña Rusia»— y un automóvil con chofer.
Roman Bokeria, director de la Asociación de Agentes Inmobiliarios estatal, dijo que Sunny Isles les brinda un ambiente familiar a los turistas de países de habla rusa. «Cruzan la calle y hay un mercado ruso, un médico ruso, un abogado ruso», ilustró. «Es muy cómodo».
¿Por qué eligen Miami? «El pasaporte estadounidense es un gran plus para el bebé. ¿Por qué no?», dijo Olesia Reshetova. «Y los médicos, el nivel de educación», agregó Kuznetsova. Y alejarse del frío ruso tampoco está mal: «Es un lugar muy agradable para quedarse en el invierno», dijo Oleysa Suhareva.
Según la Enmienda 14 de la Constitución de los Estados Unidos, todo nacido en el territorio es ciudadano automáticamente, y en virtud de eso obtiene derecho a vivir, trabajar y recibir beneficios en el país. Y aunque se críe en Moscú a los 21 años podrá también reclamar a sus padres, y facilitarles la obtención de una Green Card, la tarjeta de residencia.
«Algunos futuros padres vienen con un presupuesto, renuncian a los paquetes caros y eligen un estilo hágalo-usted-mismo. Una estadía de tres meses en los suburbios de Miami, sin lujos y con las cuentas médicas incluidas, puede costar USD 20.000», evaluó The Daily Beast.
Varias compañías ofrecen los servicios médicos y de documentación del pequeño americantsy. Una de ellas estimó que trae unas 100 personas al año de Rusia y otros países aledaños, de los cuales 30% son clientes repetidos; otra tiene, además de sus oficinas centrales en Hallandale, en las afueras de Miami, otras en Moscú, Kiev (Ucrania) y Almaty (Kazajistán). Algunas fueron fundadas por padres que recorrieron el mismo camino de manera independiente.
Aunque una tuvo inconvenientes legales en la tramitación, en general todo el proceso se hace en cumplimiento de la ley. Los bebés regresan a sus casas con un pasaporte azul, estadounidense, y uno rojo.
Aunque no hay datos nacionales oficiales sobre el turismo-bebé, en la Florida se sabe que desde 2000 el nacimiento de niños de padres extranjeros aumentó un 200 por ciento. En la red del hospital Jackson, el 72% de las pacientes de maternidad —que, en total, representan el 8% de todas las mujeres que dan a luz— llegan con cobertura médica propia o de un paquete.
Reshetova sintetizó a NBC: «Pago con mi dinero, lo traigo aquí, a los Estados Unidos. No sé qué elegirá mi hija en el futuro. Pero si puedo gastar mi dinero para que ella pueda elegir, ¿por qué no?».
Con información de nbcmiami.com, Telemund e Infobae
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