El campo minado que siempre han sido los romances de oficina se complica más todavía en el marco de las denuncias de acoso sexual que sacuden a Hollywood, el mundo de la política e incluso los medios de comunicaciones.
Las relaciones entre compañeros de trabajo, que tradicionalmente tienden a ser ignoradas, sobre todo si son entre un jefe y un subalterno, están siendo reconsideradas. Y la gente lo está pensando dos veces antes de invitar a salir a un compañero o compañera de oficina.
“La gente tiene que analizar detenidamente el tema antes de iniciar un romance de oficina”, afirmó Pennel Locey, experta en recursos humanos de la firma Keystone Associates, que sabe bien las complejidades de una relación con un compañero de trabajo: después de todo, se casó con uno.
“Lo bueno de todo esto es que la gente está aprendiendo cuáles son los límites que uno no debe pasar”, agregó.
La oficina es uno de los lugares más populares para los romances. En Estados Unidos, uno de cada cuatro empleados dicen haber tenido una relación romántica con alguien de su trabajo, según un estudio de la Society for Human Resource Management (Sociedad para el Manejo de Recursos Humanos).
Las empresas están implementando políticas relacionadas con los romances de oficina y la mayoría prohíben las relaciones sentimentales entre jefes y subordinados o piden que las parejas informen que tienen una relación.
A menudo la gente ignora esas normas.
“Puedes fijar reglas, pero las ignoran totalmente, desde los ejecutivos más altos para abajo”, aseguró Joanne P. Lee, vicepresidenta de N.K.S. Distributors en New Castle, Delaware, y quien ha trabajado 35 años en el sector de recursos humanos. “A veces dicen, ‘esto no me concierne’. Y es así que se meten en líos”.
Los romances de oficina son parte de la cultura popular y figuran prominentemente en películas como «Broadcast News», »Working Girl», »Anchorman» y «Love Actually», así como en series televisivas como «Mad Men», »Cheers», »The Office» y «Moonlighting». Una de las nuevas canciones navideñas de Garth Brooks, «Ugly Christmas Sweater», habla de “esa chica bonita de contabilidad”.
Las relaciones que empiezan en la oficina tienen distintos desenlaces: Bill Gates se casó con Melinda, a quien conoció en la oficina, pero el ex alcalde de Detroit Kwame Kilpatrick fue a parar a la cárcel por mentir en torno a una relación extramatrimonial con una empleada municipal.
Las relaciones sentimentales consensuales entre compañeros de trabajo volvieron a acaparar titulares esta semana cuando la cadena televisiva PBS suspendió al periodista Tavis Smiley luego de que una investigación produjese “múltiples y verosímiles denuncias de una conducta que viola los valores y las normas de PBS”. Smiley respondió diciendo en su cuenta de Facebook que la cadena tuvo una “reacción exagerada” y “se apresuró a emitir un juicio”.
“Si tener una relación consensual con una colega hace años basta para esta humillación pública y esta destrucción personal, que Dios nos ayude”, expresó. “Esto ha llegado demasiado lejos. Yo voy a defenderme”.
Una condena de todo romance de oficina podría hacer que la gente se maneje con mayor cautela todavía cuando inicia una relación, de acuerdo con Amy Nicole Baker, profesora de psicología de la Universidad de New Haven que ha estudiado el tema.
“Sabemos por distintos estudios que si tratas de combatir la atracción mutua en el trabajo, lo único que consigues es hacer que la oculten”, declaró.
Los expertos dicen que los romances de oficina –algo que ya de por sí es arriesgado y cargado de tensiones– se han tornado más angustiosos todavía en medio de la ola de denuncias de conductas inapropiadas en los sitios de trabajo.
Joshua Lybolt comprende perfectamente por qué las empresas responden tan enérgicamente a las denuncia, pero también entiende los romances de oficina: Fundó Lifstyl Real Estate en Crown Point, Indiana, con su esposa Magdalena el mismo año en que se casaron.
“Desde la perspectiva del empleado, creo que están llevando las cosas demasiado lejos, pero comprendo que desde el punto de vista del patrón, traten de mitigar los conflictos en la medida de lo posible”, señaló.
Acotó que es lógico que una empresa desee que las relaciones sentimentales no interfieran con el trabajo. Su firma, que emplea otra pareja casada, no ha tenido problemas, pero “todos sabemos lo que puede pasar con las relaciones”. Él y su esposa, por de pronto, decidieron trabajar en distintas oficinas para preservar su matrimonio. AP