Una paquistaní envenenó a su marido y a otros 26 familiares después de que sus padres le obligaran a casarse en septiembre, una acción que ha causado hasta ahora 15 muertos, entre ellos el esposo, y en la que fue ayudada por el hombre al que ama.
La última de las víctimas, una niña, murió este 31 de octubre, explicó a Efe el agente Abdul Khaliq, portavoz policial en el pueblo de Lashari, en la provincia oriental paquistaní de Punyab, donde el pasado 25 de octubre comenzó la pesadilla para la familia política de Asiya Bibi.
Esa mañana Bibi echó el veneno que había recibido de su amante, Muhammed Shahid, en la leche con la que preparaban como de costumbre un yogur bebible conocido como lassi.
Al menos 27 familiares consumieron el yogur, de los cuales 12 sobrevivieron tras ser hospitalizados.
«Primero pensaron que el envenenamiento lo había provocado un lagarto o una serpiente que había caído en la leche, pero luego descubrieron que Asiya lo había hecho», dijo el agente policial.
Bibi «confesó su crimen» admitiendo que pretendía acabar con la familia política para ser libre y poder así casarse con su amante, explicó el agente.
Ese había sido su deseo antes de la boda, pero su padre rechazó al hombre de su elección y la obligó a casarse con su primo Muhammed Amjad, hijo de un hermano de su padre, agregó el portavoz policial.
La pareja y una tía de Bibi que también colaboró en el envenenamiento han sido arrestados y comparecido hoy ante un tribunal antiterrorista, reveló Khaliq.
En los países del Sur de Asia es normal que los matrimonios sean concertados, y casarse contra de la tradición y sin la aprobación familiar puede llegar a ser un problema fundamentalmente en zonas rurales.
Incluso, en los casos más extremos, desobedecer la decisión de los padres puede desencadenar los conocidos como crímenes de honor, o ajusticiamientos por parte de la familia generalmente contra la mujer que huye con su amante y que busca con el asesinato recuperar el honor perdido.
Fuente: EFE
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