Ese terrible malestar después de una noche de copas puede ser pero, dependiendo de la bebida que tomes.
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Los típicos síntomas suelen ser dolor de cabeza, náuseas y fatigas, provocados en el organismo el consumo excesivo de alcohol.
De acuerdo con ABC, el origen de esta desagradable sensación se encuentra en los congéneres, una sustancia que se genera durante el proceso de obtención del alcohol y que, según qué bebidas se tomen, están presentes en una distinta proporción en cada una.
Los congéneres varían según los azúcares fermentados (mosto, remolacha azucarera, restos agrícolas, caña de azúcar, cereales, etc.) y según también la actividad biológica de las levaduras. La regla general: cuanto más oscuras, peores resacas.
Así, ordenadas de mayor a menor el efecto del chuchaqui, quedarían, en primer lugar el coñac (brandy), y en segundo el vino tinto. El tercer lugar se lo lleva el ron. Por detrás estarían el whisky, el vino blanco y la ginebra. El último puesto de esta clasificación, lo ocupa, a pesar de pueda parecer lo contrario, el vodka.
Sin embargo, hay un 23% de la población que es inmune a las resacas, o que, no las sufren con la misma intensidad que el resto. Así lo demuestra un estudio realizado por la Boston University School of Public Health.
Por otra parte, la resaca es un fenómeno que sufren más las mujeres que los hombres. Esto se debe a que su cuerpo contiene un distinto nivel de agua. Al tener las mujeres menos grasa corporal y menos musculatura, al mismo nivel de consumo, ellas se deshidratarían antes. Es la misma razón por la que las mujeres suelen tener un mayor índice también de alcohol en sangre, pues tienen menos agua en la que diluir el alcohol.
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