Ernesto Baeza Acosta tuvo un sueño. Según él, se le apareció la Virgen de Guadalupe y le hizo un pedido: debía cambiar su apellido por el de Trump, el actual presidente de los Estados Unidos.
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Ernesto Baeza Acosta nació en Houston, pero tiene ascendencia mexicana. En el mismo sueño, tuvo otro momento epifánico: «También soñé que el presidente Donald era mi papá», dice sin sonrojarse.
«La virgen me dijo que Trump sería el presidente y que yo iba a pelear por la raza», continúa.
¿Qué es lo curioso de esta historia?
Ernesto siguió el consejo de la Virgen y cambió legalmente su nombre: ahora es Ernesto Trump.
Se hace llamar «El no deportable» y, aunque parezca una locura, en su documento de identidad, en su licencia de conducir y en su seguro social lleva oficialmente el apellido Trump.
No contento con aquello, en una de sus piernas lleva tatuado el rostro del magnate multimillonario, con una sonrisa crujiente.
Es más, se escribió una leyenda : «Papi Trump». Ernesto sigue a Donald desde The Apprentice, aquel reality show en el que un montón de empresarios competían por un premio de 250,000 dólares y un contrato para conducir una de sus empresas.
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Aquella figura magnética y megalómana lo fascinó. Ernesto encontró en Donald un espejo en el que reflejarse:
Todo el mundo me conoce como el hijo de Donald. Él está loco como yo, nos parecemos, siento que mi sangre es la misma que la de él», señala.
«Cambié mi nombre para ayudar a los mexicanos», comenta, intentando aclarar el panorama. Por su parte, en su tiempo libre, Ernesto realiza desafíos extremos para YouTube.
Ernesto se gana la vida trabajando como supervisor en una compañía internacional. Vive en la pequeña ciudad de Odessa, en Texas, y tiene una esposa norteamericana llamada Janna, con quien comparte su pasión por los videos de YouTube y, también, el fanatismo por Donald.
Cambiarse el apellido no es un asunto tan sencillo: se requiere la autorización de un juez y algo de dinero. Para cambiarse pagó 272 dólares.
Fuente: Vice.com