Cientos de residentes y visitantes en la isla griega de Kos pasaron la noche a la intemperie, durmiendo en parques, olivares o sus autos, demasiado asustados para volver a sus hogares u hoteles después del terremoto que la víspera mató a dos turistas e hirió a otras 500 personas en la región del Mar Egeo, entre Grecia y Turquía. Equipos de expertos inspeccionaban los daños a la infraestructura y los monumentos culturales en la isla.
Muchos acamparon en parques o durmieron en sillas de playa y piscina. Decenas de réplicas que han sacudido la isla acentuaron el nerviosismo de residentes y turistas.
Panagiotis Bekali, de 30 años y residente en Kos desde hace años, pasó la noche durmiendo en un olivar con sus parientes, mientras que su hijo de 5 años y un sobrino de 16 años pasaron la noche en el coche de la familia.
John Grant, un turista británico de 60 años, dijo que se sentía más seguro durmiendo fuera.
Terremoto en Grecia, más fuerte de lo pensado
Al menos dos de los heridos en Grecia seguían en estado crítico el sábado y fueron trasladados a un hospital de la isla de Creta, más al sur.
De los heridos, unos 350 se localizaron en Bodrum y en otros centros turísticos de Turquía y en su mayoría sufrían lesiones provocadas al huir de los edificios y por el aumento del nivel del mar, que desplazó vehículos y barcos.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el terremoto que remeció la región a primera hora de la madrugada del viernes fue de magnitud 6.7, 0,2 puntos más de las estimaciones de las autoridades griegas y turcas. Dos hombres, uno natural de Turquía y otro sueco, murieron por el derrumbe de un muro sobre un popular bar de Kos.
En Kos, iglesias, una mezquita antigua, el castillo del puerto del siglo XIV y otros inmuebles antiguos resultaron dañados por el terremoto y estaban siendo revisados por arqueólogos y expertos del Ministerio de Cultura de Grecia.
Los sismólogos informaron que la escasa profundidad a la que se registró el terremoto submarino fue la responsable de los daños registrados.