El número de muertes causadas por el sida en el mundo se ha reducido a casi la mitad desde 2005, cuando fallecieron 1,9 millones de personas frente al millón de 2016, aunque la ONU sigue preocupada por los nuevos contagios.
PUBLICIDAD
El último informe del Programa de Naciones Unidas para la Lucha contra el Sida (ONUSIDA), presentado hoy en París, relaciona esta importante reducción con el mayor acceso de los portadores del VIH a los tratamientos antirretrovirales.
Por primera vez en la historia, más del 50 % de los seropositivos tuvieron acceso a estos medicamentos en 2016, un «éxito» que «demuestra que la acción emprendida por ONUSIDA funciona y está salvando vidas», aseguró su director ejecutivo, Michel Sidibé.
En total, el 53 % de los portadores del VIH (19,5 millones de personas) pudieron utilizar medicamentos para controlar un virus que afecta a 36,7 millones y que, desde su identificación en 1981, ha causado 36 millones de muertes.
El objetivo del organismo internacional es alcanzar los 30 millones de personas bajo tratamiento en 2020, aunque el director ejecutivo recordó que «poner fin al sida no es solo una cuestión médica, sino que también afecta a los Derechos Humanos y a toda la sociedad».
Esta evolución positiva oculta grandes desequilibrios regionales, advirtió Sidibé: el mayor descenso en los fallecimientos causados por el sida tuvo lugar en el sur y este de África (un 42 % entre 2010 y 2016), la región más afectada por el virus y que cuenta con más de la mitad de todos los portadores del VIH.
En 2016, murieron unas 420.000 personas en la zona, y África subsahariana continúa representando casi las tres cuartas partes de las muertes por sida en el mundo.
PUBLICIDAD
Por el contrario, en los últimos diez años los decesos aumentaron de forma «preocupante» en el norte de África y en Oriente Medio (+48 %) y en Europa del Este y Asia central (+38 %), un problema que Sidibé relacionó con la falta de voluntad política en esas regiones y con los problemas que las ONG encuentran.
En Norteamérica y Europa occidental y central, donde el virus afecta a 2,1 millones de personas, el porcentaje de seropositivos diagnosticados alcanzó el 85 % y el 89 % tienen acceso al tratamiento, aunque el coste de éste varía mucho en cada país, entre los 20.000 euros (23.055 dólares) anuales en Alemania y los 4.190 (4.830 dólares) en Estonia.
El número de muertes relacionadas con el sida en Latinoamérica disminuyó, de forma constante, en un 12 % entre 2000 y 2016, a pesar de los aumentos «preocupantes» en países como Bolivia, Guatemala, Paraguay y Uruguay en los últimos seis años.
El organismo alertó que a estas diferencias territoriales se unen otras relacionados con la situación personal de los portadores del VIH.
Es el caso de los menores seropositivos, que tienen menor acceso al tratamiento que los adultos, y de los jóvenes de entre 15 y 24 años «abandonados a su suerte» frente al virus.
Los hombres conocen menos que las mujeres que son portadores del VIH y, además, muchos son «diagnosticados tardíamente y comienzan el tratamiento cuando ya están enfermos, lo que les hace más vulnerable a las enfermedades relacionadas con el sida que las mujeres».
Según ONUSIDA, el 80 % de las nuevas infecciones en 2015 a nivel global (excluyendo el África subsahariana) se produjeron entre trabajadores sexuales, consumidores de drogas inyectables, presos, transexuales y homosexuales, y sus parejas.
Sidibé recordó que el descenso en el número de nuevos contagios (un 16 % con respecto a 2010) no es «en absoluto» suficiente para cumplir con el programa de la ONU para poner freno al sida.
Países como Malawi, Mozambique, Uganda y Zimbawe han reducido la cantidad de infecciones en un 40 % entre 2010 y 2016, pero los 1,8 millones de nuevos casos registrados el año anterior todavía sitúan las cifras lejos del objetivo de 500.000 establecido por ONUSIDA para 2020.
Lanzado en 2014, el plan «90-90-90» implica que el 90 % de los portadores del VIH conocerán su estado serológico, que el 90 % de los diagnosticados recibirán tratamiento antirretrovírico continuado y que el 90 % de las personas tratadas alcanzarán la supresión vírica.
Sibidé advirtió además de que el presupuesto destinado a la lucha contra el VIH se ha «estancado» en los últimos años, quedando lejos de los 26.000 millones de dólares (22.400 millones de euros) requeridos para 2020.
«Utilizamos al máximo cada dólar disponible, pero aún nos faltan 7.000 millones de dólares al año», que permitirían iniciar «programas eficaces para erradicar la epidemia del sida de aquí a 2030», explicó. EFE