Chelsea Manning, la analista que sacó los colores a EE.UU. filtrando miles de documentos a WikiLeaks, salió hoy en libertad tras 7 años en la cárcel y 28 días antes de lo dictado por un tribunal castrense, gracias al indulto que emitió en enero pasado el entonces presidente, Barack Obama.
Pese a su escasa estatura y aspecto frágil, Manning puso en jaque al Gobierno de Estados Unidos, convirtió en relevante a Julian Assange, fundador de WikiLeaks, y generó un efecto dominó que es considerado uno de los detonantes de la «Primavera Árabe».
Con apenas 22 años, Manning, un soldado enviado a Irak en su primer despliegue, filtró cientos de miles de documentos a WikiLeaks, que pasó de ser un portal minoritario a convertirse en uno de los mayores temores de la inteligencia estadounidense.
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Al día después de conocer su condena en 2013, Manning reivindicó su derecho a un cambio de sexo dentro de la prisión, y pidió que se le dejara de llamar por su nombre de nacimiento, Bradley, para pasar a ser llamada Chelsea, porque se sentía mujer.
La joven, que podrá cumplir los 30 años en libertad este diciembre, filtró 470.000 registros de las guerras de Irak y Afganistán, 250.000 cables del Departamento de Estado y otros documentos clasificados que supusieron un revés para la diplomacia estadounidense y alimentaron un debate sobre la oscura guerra contra el terrorismo yihadista.
Durante sus meses en prisión, Manning intentó suicidarse en dos ocasiones debido al duro régimen carcelario de la prisión de Fort Leavenworth (Kansas) y a su lucha para recibir tratamiento de cambio de sexo bajo la rigidez castrense.