El embajador brasileño en Francia, Paulo de Oliveira Campos, subrayó hoy que su país ha demostrado que tiene capacidades para descubrir y tratar por sus propios medios el problema de la carne que ha salpicado a algunas de sus empresas.
El hecho de que este fraude fuera revelado por una investigación abierta por los servicios fiscales «prueba que tenemos capacidad para descubrir este problema», subrayó De Oliveira Campos en una entrevista a Efe en París.
Insistió en que el escándalo fue identificado en Brasil por las autoridades del país, y no por un importador, e hizo notar que la carne requisada iba destinada esencialmente al mercado interior.
Sobre todo, puso el acento en que «fue una cuestión muy localizada», y para ilustrarlo se refirió, entre otras cosas, al hecho de que de los 11.000 funcionarios dedicados al control, 23 han resultado implicados en las prácticas de corrupción puestas en evidencia.
El embajador indicó que, a través de esta crisis, su país ha decidido aumentar la vigilancia en los establecimientos de producción de carne y que se van a elevar las cuantías de las multas para que tengan un efecto más disuasorio.
Consideró que el escándalo no tendrá un fuerte impacto sobre las exportaciones -su país es el mayor exportador de carne de bovino y de pollo del mundo-, en particular teniendo en cuenta que «Brasil no tiene problemas de calidad» al margen de este incidente.
De Oliveira Campos hizo notar el incremento de las inversiones en Brasil procedentes de Francia, que en 2016 se convirtió en el segundo país en importancia sólo por detrás de Estados Unidos (había sido el quinto en 2015).
Recordó que en 2014 los presidentes de ambos países, François Hollande y Dilma Rousseff, habían suscrito un acuerdo con el objetivo de duplicar las inversiones en el plazo de cinco años.
El diplomático se refirió a la «cooperación muy importante» entre Brasil y Francia para el control de la frontera común en el departamento francés de Guayana, que lleva más de una semana con buena parte de su actividad paralizada por protestas sociales, en parte por los crecientes problemas de inseguridad.
Unos problemas que han saltado a la campaña presidencial francesa y que ha llevado a varios candidatos, como el conservador François Fillon y la ultraderechista Marine Le Pen, a señalar como origen los inmigrantes y los grupos de delincuentes que entran en Guayana desde Brasil.
De Oliveira Campos aseguró que «hacemos esfuerzos para garantizar la seguridad» en la frontera e hizo notar que hay un oficial de la Marina brasileña destacado en las fuerzas navales francesas para coordinar la cooperación en ese terreno.
Una de las consecuencias de las protestas en Guayana es el retraso en el lanzamiento desde la base de Kurú, con un cohete europeo Ariane 5 de un satélite para el operador brasileño Telebras, que debería haberse puesto en órbita el pasado día 23.
El embajador se mostró confiado porque en este tipo de lanzamientos «siempre hay posibilidades de retraso», y se esforzó en indicar que el satélite ofrecerá cobertura con banda ancha a todo el territorio de Brasil y de su zona exclusiva y además «será gestionado por los brasileños».
También contó que en su fabricación, a cargo de la compañía francesa Thales, han participado medio centenar de técnicos brasileños. EFE