El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Ecuador, Juan Pablo Pozo, defendió la labor de este órgano durante los comicios del 19 de febrero, que calificó de «impecable», aunque anunció que se harán «ajustes» y se mejorará la comunicación del proceso para la segunda vuelta, prevista para el 2 de abril.
«Fuimos impecables en lo técnico, en lo operativo, en lo logístico», pero «nos faltó explicarle a la gente» el procedimiento de escrutinio y eso «generó preocupación», dijo en una entrevista con Efe Pozo respecto al proceso de votaciones de la primera vuelta.
Ecuador vivió jornadas de tensión tras los comicios del 19 de febrero, cuando en pocas horas se conocieron los resultados con el escrutinio al 80 %, pero pasaron tres días más hasta que Pozo anunció la celebración de la segunda vuelta, que enfrentará al oficialista Lenín Moreno y al opositor Guillermo Lasso.
El presidente del CNE recordó que la ralentización del escrutinio se debió a que debían revisarse unas 10.000 actas ( el 5,42 % del total) que presentaban inconsistencias como errores de firma o de número de votos.
«Eso no lo explicamos a la gente y eso generó un nivel de tensión, desconocimiento, preocupación», por lo que el propósito es mejorar la comunicación en este aspecto para la segunda vuelta, para que los ciudadanos sepan detalles del proceso de revisión de las actas, dijo Pozo.
Para la nueva jornada de votaciones se estudiarán mejoras en aspectos de la señalización de los centros de votación, la resistencia de las urnas y la capacitación del personal de las mesas electorales, indicó.
«Más allá de lo que hay que mejorar, creo que lo que nos queda es que se respetó lo que la gente decidió en las urnas», dijo, y subrayó que ese volverá a ser el objetivo para la votación venidera.
Los ecuatorianos volverán a las urnas el 2 de abril para elegir al sucesor del presidente Rafael Correa entre el candidato del movimiento oficialista Alianza País (AP), Lenín Moreno (izquierda), y el del opositor Movimiento CREO, Guillermo Lasso (centro derecha).
En la primera votación, Moreno obtuvo el 39,36 % de los sufragios y Lasso el 28,09 %, pero en Ecuador, para ganar en primera vuelta se necesita conseguir más del 50 % de los votos o al menos el 40 % y una ventaja de diez puntos porcentuales respecto al segundo candidato más votado.
Pozo consideró comprensible la concentración de ciudadanos que protestaron tras los comicios frente a la sede del CNE en Quito para exigir resultados, pero cuestionó a los políticos que alentaban las protestas cuando tenían delegados siguiendo el proceso de escrutinio y sabían que era imperativo finalizar la depuración de las actas con irregularidades antes de ofrecer resultados.
Recordó que durante la concentración en la calle se lanzaron mensajes incitando «a incendiar Quito», lo que calificó de «inadmisible», porque «la democracia no es sinónimo de violencia, de agresiones, de presiones ni de insultos», aseveró al comentar que en medio de esas tensiones tres funcionarios del CNE sufrieron agresiones.
«Fueron días de tensión, sin duda, pero también días de confianza en el equipo, en un trabajo de dieciocho meses y en un sistema de escrutinio» novedoso, dijo el responsable del órgano electoral, y recordó que muchos ciudadanos atribuían la demora en la comunicación de resultados finales a que se estaban alterando los datos, pero «al final le gente vio que no era así», agregó.
Sobre las críticas que recibió, Pozo dijo que «son válidas», pero las consideró «políticas» y mencionó que para unos actores políticos los integrantes del CNE pasaron en tres días -el tiempo que se demoró el anuncio de la segunda vuelta- de «héroes» a «villanos», mientras que para otros fue a la inversa.
Dijo que el órgano que encabeza no tenía la misión de «cuidar» los votos de una candidatura determinada, «sino los de la gente».
Si la definición de las elecciones en una o dos vueltas hubiese dependido de un solo voto «lo hubiésemos defendido de forma institucional», argumentó.
El representante de la autoridad electoral aseguró que pese a las tensiones vividas duerme tranquilo «por el trabajo que se hace», pero aseguró que «más allá del rol de hoy» como presidente del CNE posee también un papel de padre, de hijo, de hermano y de esposo.
«Y hay una familia que también se afecta por las amenazas en las redes sociales, por las amenazas a la integridad y por esa intolerancia política», por las acciones de «esos voceros que son capaces de generar comentarios tan inadecuados», algo que «uno lo valora y también lo pone en la balanza», concluyó.
Fuente: EFE