Aunque Noam Chomsky comienza su libro diciendo que la respuesta a la pregunta que titula su última obra, “¿Quién domina el mundo?” (Ediciones B), “no puede ser simple y definitiva”, sí se encarga en sus más de 300 páginas de analizar las responsabilidades de Estados Unidos por sus políticas internacionales hegemónicas.
El intelectual, nacido en Filadelfia hace 90 años, cataloga al G7 de subordinados de Washington, y asegura que han sido las administraciones de Ronald Reagan en los 80, de Bill Clinton en los 90 y de George W. Bush en los 2000 las que han causado más estragos en regiones tercermundistas como Medio Oriente y Latinoamérica. Esto, con el objetivo de mantener su hegemonía cultural y económica.
No duda en catalogar a Ronald Reagan como “el mayor terrorista de la década de los 80”, mientras recuerda sus políticas intervencionistas en Centroamérica, el Medio Oriente y el norte de África. Actos que Chomsky compara con el terrorismo de las organizaciones extremistas islámicas como al-Qaeda y el Estado Islámico, barnizados por la búsqueda de Estados Unidos de los valores occidentales democráticos y su masificación.
Retrata a a Otan como una agrupación dedicada a proteger militarmente los intereses económicos de Estados Unidos, el país más influyente de la alianza. Y además, creada para expandir y mantener el orden planeado para Europa después de la Segunda Guerra Mundial, de la que los países del continente salieron completamente destruidos.
Democracia subordinada
También analiza el papel de Estados Unidos en la llamada Primavera Árabe del 2011, en la que las sociedades civiles de los países de Medio Oriente se revelaron y, en muchos casos, derrocaron a líderes autoritarios que por décadas gobernaban. Es el caso de Libia y de Egipto, en el que Estados Unidos intentó implantar democracias occidentales que terminaron fracasando con el tiempo.
Todos los actos, plantea Chomsky, buscan proteger una democracia que las élites estadounidenses y mundiales apoyan con condiciones. “Son abrumadoras las pruebas de que solo se apoya la democracia en la medida en que contribuye a objetivos sociales y económicos”.
Con tantos seguidores como detractores alrededor del mundo, la revista The New York Review of Books describe este libro como “una polémica concebida para sacar a los estadounidenses de su autocomplacencia”. La obra recuerda los cientos de actos en los que EEUU ha estado implicado apoyando directa o indirectamente a gobiernos totalitarios y violadores de Derechos Humanos (como las dictaduras de Brasil, Argentina y Chile), y las veces en que, bajo el argumento de “velar por los intereses del país”, ha ayudado a cometer atrocidades contra la humanidad.