Desde tempranas horas del viernes, cientos de miles de personas abarrotaron los trenes y calles del centro de Washington D. C. para formar parte de la Inauguración Presidencial de Donald Trump.
Un gran número, sin embargo, no asistió precisamente para celebrar la juramentación del cuadragésimo quinto presidente, sino para manifestarse en contra de lo que han calificado como un nuevo gobierno “fascista” norteamericano, liderado por Trump y el vicepresidente Mike Pence.
“Estamos rechazando el fascismo, todo el que odia la idea de que Trump sea presidente, y no sólo él, sino todo su gabinete, por todas las cosas que han prometido hacer contra los inmigrantes, las personas de color, la misoginia contra las mujeres, la militarización, el hambre de guerra”, dijo a Metro Ben Rosen, de California.
“Estamos aquí para pelear eso y decir que no, no vamos a llegar muy lejos con eso”, añadió el maestro de escuela superior, quien dijo estar preocupado especialmente por sus estudiantes de origen latino.
Una de las manifestaciones más concurridas fue la marcha a favor del cannabis. Organizada por el grupo D. C. Marihuana Justice, los participantes hicieron un llamado claro al nuevo presidente, la legalización del uso recreacional de la marihuana a nivel federal.
“Estamos aquí tratando de enviar un mensaje al presidente Donald Trump, de que legalice el cannabis en todos los Estados Unidos de América”, afirmó Nicolás Schiller.
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De acuerdo con Schiller, co fundador de la organización, desde la administración del presidente Ronald Reagen hasta el día de hoy, alrededor de 5 millones de estadounidenses han perdido su derecho al voto, dado que así lo establecen las leyes de varios estados que restringen el uso recreacional de la planta.
“Nosotros creemos que eso va a ayudar a crear millones de dólares en ganancias por impuestos, trabajos y ayudará a arreglar el sistema de justicia”, aseguró.
Michael Moore: “No se rindan”
Poco tiempo después que Trump fue juramentado, un grupo de manifestantes tornó la tarde en una violenta. Cabe señalar, que fueron varias las protestas que se llevaron acabo hoy en Washington D. C., todas dejando muy claro el mensaje que querían llevar, con tono fuerte y firmeza, pero de forma pacífica.
Varios grupos de manifestantes llegaron hasta la Mc Pherson Square para continuar sus actos. Hasta allí también llegó el cineasta documentalista y escritor estadounidense, Michael Moore, reconocido por sus posturas anti-establishment y en este caso, su oposición al presidente Donald Trump. Moore invitó a cambiar «los viejos líderes del Partido Demócrata» y animó a los presentes a continuar la lucha organizada y lograr que más personas se unan a la oposición, hasta lograr sacar a Trump de la presidiencia antes de que cumpla su primer cuatrienio.
«No se rindan. Necesitamos millones de personas en las calles. Esta la protesta más grande en una Inauguración (Presidencial) en la historia de nuestra nación», afirmó Moore.
Sin embargo, el grupo que se encontraba entre las calles 12 y K decidió no adoptar el mismo comportamiento, incorporando también elementos de violencia a su protesta. Desde vitrinas de establecimientos rotos, hasta una limosina totalmente incendiada y destruida son sólo algunas de las evidencias de lo sucedido.
La percepción ciudadana
Se trata de la primera vez que suceden actos violentos como estos, alrededor de una juramentación presidencial de un presidente en Estaos Unidos, al menos en la historia reciente.
“Esta es mi tercera juramentación en D. C. y nunca había ocurrido algo esto”, aseguró una mujer que prefirió no ser identificada.
La policía intentó controlar los actos lanzando gases lacrimógenos. Al menos seis oficiales resultaron heridos, de acuerdo a la cadena CNN, y unas 217 personas habían sido arrestadas al cierre de esta edición. Las protestas continuaron el resto de la noche y este sábado se espera que decenas de protestantes vuelvan a las calles.
David Cordero/MWN