Ocho hombres tienen la misma riqueza que la mitad de la población mundial, un nivel de desigualdad que «amenaza con marginar a nuestras sociedades», declaró Oxfam, antes del Foro Económico Mundial de Davos.
La riqueza de 3.600 miles de millones de personas equivale a la que amasan, en total, seis empresarios estadounidenses, uno español y otro mexicano.
Todos están incluidos en la lista de multimillonarios de Forbes y entre ellos se encuentran Bill Gates, fundador de Microsoft; Mark Zuckerberg, cofundador de Facebook, Jeff Bezos (Amazon), el mexicano Carlos Slim (Grupo Carso) y el español Amancio Ortega (Inditex).
Oxfam destacó la enorme brecha existente entre ricos y pobres y el creciente descontento con la clase política en todo el mundo.
«Desde el Brexit al éxito de la campaña presidencial de Donald Trump, un preocupante aumento del racismo y la extendida desilusión con los políticos convencionales, existen señales crecientes de que cada vez más gente de los países ricos no está dispuesta a tolerar el status quo», asegura Oxfam en su nuevo informe, «Una economía para el 99%».
La oenegé afirma que los nuevos datos sobre la distribución de la riqueza en países como India y China le obligaron a revisar sus cálculos, pues el año pasado dijeron que la mitad de la riqueza de la población mundial estaba en manos de 62 personas.
La desigualdad será uno de los temas que tratarán los líderes políticos y empresarios en la cumbre anual de Davos, que se celebrará del martes al miércoles, en la que participarán 3.000 personas.
«Liderazgo receptivo y responsable» es el tema de la cumbre, cuyos organizadores dijeron que es una respuesta ante la «reacción contra la globalización que ha conducido a dos sorprendentes resultados electorales y a un aumento del populismo en Occidente».
En su informe, Oxfam solicita un aumento de los tipos impositivos contra los «particulares ricos y las corporaciones», así como un acuerdo mundial para que los países dejen de competir para decretar impuestos bajos para las empresas.
La organización también critica las acciones de presión de las empresas y la cercanía entre empresarios y políticos, reclamando que los grupos de presión se registren públicamente de forma pública y reglas más fuertes en lo concerniente a conflictos de intereses.