El Gobierno de Ecuador denunció ayer, 24 de octubre, que el grupo Anonymous intentó «hackear» el sistema informático de la Presidencia, aparentemente en respuesta a la restricción a internet en la Embajada del país en Londres, donde se encuentra el fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, escribió en su cuenta de Twitter sobre el intento de irrupción de Anonymous y dijo que ese grupo de usuarios de internet ha confundido al verdadero enemigo.
El motivo:
El martes de la semana pasada, la Cancillería ecuatoriana confirmó que había restringido de forma temporal el acceso al sistema de comunicación de su embajada en Londres, donde se encuentra Assange, en virtud de la posición del país sobre la no intervención en asuntos internos de otros países.
Un día antes, WikiLeaks denunció que a Assange se le había «interrumpido deliberadamente» la conexión a internet y luego afirmó que el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, había pedido a Ecuador que evitara que el exhacker australiano divulgara información clasificada de la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, señalamiento que fue negado por Washington.
El Gobierno de Ecuador -en un texto de su Cancillería- afirmó entonces que la política exterior del país «responde exclusivamente a decisiones soberanas y no cede ante presiones de otros países».
Ello a la par de reafirmar que Ecuador mantiene en firme el asilo político concedido a Assange en 2012, «sobre la base de sus legítimos temores de persecución política, debido a sus actividades periodísticas como editor de WikiLeaks».
Ecuador, «en ejercicio de su derecho soberano, ha restringido temporalmente el acceso a parte de su sistema de comunicaciones en su embajada en el Reino Unido», medida que «no impide que la organización WikiLeaks lleve a cabo sus actividades periodísticas», se indicó en la nota.
Assange está refugiado en el edificio de la legación ecuatoriana en la capital británica, donde pidió asilo hace cuatro años, a fin de no ser extraditado a Suecia, país que le requiere para interrogarlo por delitos sexuales que él niega.
El periodista australiano teme que las autoridades suecas lo entreguen a su vez a Estados Unidos, donde podría ser juzgado por espionaje tras la filtración de miles de cables confidenciales del Gobierno estadounidense por su portal de internet.
Fuente: EFE