La problemática de los perros callejeros puede advertirse en casi todo el mundo y más allá de muchas ONG que buscan generar conciencia, hay una enorme cantidad de mascotas sin hogar en el mundo. Sin embargo, existe un modelo de política pública para resolver el conflicto y Holanda es el mejor ejemplo.
Según un informe publicado por La Vanguardia, en los últimos meses Holanda se convirtió en el primer país del mundo en el que no existen perros en la calle. La solución fue una combinación de campañas de concientización, políticas de largo plazo, programas públicos, impuestos y multas.
Según el estudio, durante siglo XIX Holanda era uno de los países de Europa con mayor cantidad de animales sin hogar. Se trataba de un círculo vicioso en el que, por temor a un brote de rabia, los holandeses se deshacían de sus mascotas y eso generaba cada más animales descuidados. La amenaza de una pandemia era una realidad.
Durante mucho tiempo hubo una enorme cantidad de perros callejeros, potenciada también por una tendencia, durante los últimos años, de abandonar a los perros que no eran de raza, sobre todo cuando dejan de ser cachorros, situación que también puede verse en nuestro país.
De un tiempo a esta parte, el gobierno holandés decidió tomar cartas en el asunto e implementó una serie de medidas que derivó en el mejor de los resultado. Ya no existen perros callejeros en los Países Bajos.
En Holanda comenzaron a regir un conjunto de normas que impiden el abandono. Más allá de las campañas de toma de conciencia, se implementó un sistema de multas. Dejar un perro en la calle en Amsterdam puede costar hasta 16.000 euros (unos 17.622 dólares) e incluso penas de prisión de hasta 3 años.
Además, según La Vanguardia, el gobierno holandés asumió los costos de una masiva campaña de castración de mascotas. Es gratuito esterilizar a los perros en todo el territorio. A esto se sumó una serie de impuestos altos a la compra de perros de raza, situación que empuja a quienes quieran tener perros en su casa a optar por mestizos.
Se trata de medidas simples pero concretas, que derivaron en que Holanda se haya convertido en el primer país del mundo sin perros callejeros.