Bouhlel, de 31 años, tenía tres hijos y se había separado recientemente de su esposa.
Los oficiales ingresaron a la propiedad en búsqueda de datos y pruebas que pudieran dar alguna pista sobre qué alentó al hombre de origen tunecino a provocar el atentado.
Una familia que vivía en un piso superior al suyo indicó a la policía que Bouhlel no hablaba con nadie y rara vez devolvía un saludo. Otra mujer, en cambio, se quejó de que el hombre «miraba a sus hijas».
Otro vecino comentó, según Infobae, que el reciente divorcio y un préstamo que no podía pagar lo habían convertido en una persona violenta.