Oenegés, famosos y millones de firmantes extranjeros denuncian el festival anual de la carne de perro de Yulin. Una campaña contraproducente, según los habitantes, que fomenta el consumo de carne canina en esta ciudad china.
“Mis ventas son mucho más elevadas que antes, un 50% más en relación al año pasado” asegura Lin, propietario de una carnicería, a la AFP . Yulin, en la región de Guangxi, concentra desde hace años las miradas de desaprobación de las oenegés extranjeras por sus angustiosas escenas de perros sacrificados, incluso hervidos vivos.
Durante el festival, organizado con motivo del solsticio de verano, que se celebrará este año el 21 de junio, se sacrifican por lo general más de 10 000 perros.
En mayo de este año, los detractores chinos de este festival interceptaron una camioneta cargada con 400 perros y gatos amontados que se dirigía hacia Guangxi.
Sin embargo, estas acciones a veces generan el efecto contrario. “Con motivo de la protesta, muchas personas saben que Yulin acoge un festival de carne de perro, por lo que todo el mundo viene para probar” , asegura Lin. “Se acerca el festival y los hoteles ya anuncian que están completos” , añade.
Hasta los amantes de los animales reconocen que la oposición frontal resulta contraproducente. “Antes, pensaba que nuestros enemigos eran quienes comían carne canina” , explica el gerente de un refugio para perros.
“A partir de ahora, considero que nuestros enemigos son los militantes que vienen de fuera” , afirma. Para él, las protestas internacionales son un “sabotaje” que crispa a los habitantes y les lleva a defender firmemente su cultura tradicional.
Yulin suele recibir con suspicacia a los visitantes, y los carniceros locales son capaces hasta de arrancarles las cámaras de las manos.
“Cuando los extranjeros vienen a China y detectan distintos problemas, los ciudadanos se enervan y dejan de escuchar” , explica el encargado del refugio, que asegura que “con motivo del despliegue mediático, la carne de perro se consume cada vez más” .
Andrea Gung, fundadora de la ONG estadounidense Duo Duo, recogió el año pasado 2,5 millones de firmas contra el festival. Sin embargo, este año se vio obligada a cambiar el enfoque debido a la hostilidad a la que se enfrentó en la edición anterior. “Todo el mundo nos detestaba” , explica.
Su grupo esponsoriza programas sobre el bienestar de los animales en colegios chinos, con el objetivo de que los jóvenes dejen de comer carne de perro.
Gung asegura que la mayoría de los consumidores de carne canina son hombres, debido a la creencia de que estimula la virilidad. “Venimos con eslóganes como ‘las niñas guapas no salen con quienes se comen a los perros’” , explica.
Aunque las críticas se concentran en Yulin, la carne de perro se consume durante todo el año en varios lugares del sur de China, país que no posee ninguna ley de protección de especies no amenazadas.
En Yulin, los vendedores ambulantes despedazan a los perros, cortan la carne y se la entregan a los hombres sentados alrededor de las mesas llenas de botellas de cerveza. Humane Society International (HSI) , ONG instalada en Estados Unidos, calcula que en Yulin se sacrifica diariamente a 300 perros.
Eso tiene lugar a pesar del éxito de los animales de compañía en China desde hace décadas. Según Euromonitor, actualmente unos 30 millones de hogares poseen un perro. HSI se manifestó el 10 de junio en Pekín frente a la Oficina de Representación de Yulin y envió al presidente Xi Jinping una petición con 11 millones de firmas.
La campaña #StopYulin se convirtió en una “de las más grandes ” de HSI, explica Peter Li, especialista chino de la ONG, que considera “ muy exagerado” hablar de un efecto búmeran y de un consumo incrementado de carne canina en Yulin.