Tenemos una mala noticia para los amantes de la papa. Comer este vegetal en exceso puede aumentar el riesgo de hipertensión arterial, según un nuevo estudio publicado en el British Medical Journal. Los investigadores del Hospital Brigham y de Mujeres y la Escuela de Medicina de Harvard han analizado los datos de tres estudios de observación en los que participaron más de 187 mil personas de más de 25 años. Los participantes respondieron a la frecuencia con que comían en promedio un alimento específico, que van desde “nunca o menos de una porción al mes” a “seis o más al día”. “Hemos descubierto que el consumo de cuatro o más porciones por semana de papas cocidas, al horno o en puré, aumenta el riesgo de presión arterial alta en un 11 %”, comentó a Metro Lea Borgi, médica asociada del Hospital Brigham y de Mujeres de Boston, Estados Unidos, y autora principal del estudio.
¿Cómo surgió la idea de hacer este estudio?
—La asociación de papas con enfermedades de salud, especialmente la hipertensión, no se conoce. Por lo tanto, hemos decidido analizar el aumento de la ingesta de papas cocidas, al horno o en puré y papas fritas con el riesgo de desarrollar presión arterial alta en tres grandes grupos de hombres y mujeres de Estados Unidos.
¿Cuáles son los resultados más interesantes?
—Hemos descubierto que el consumo de cuatro o más porciones por semana de papas cocidas, al horno o en puré aumenta el riesgo de hipertensión arterial en un 11%, en comparación con los participantes que consumían una porción o menos al mes.
Del mismo modo, hubo un aumento de riesgo del 17 % de la hipertensión con el aumento del consumo de papas fritas. Además, nos dimos cuenta de que, al sustituir la papa asada, hervida o puré con una porción de un vegetal sin almidón al día, disminuye el riesgo
de desarrollar presión
arterial alta.
¿Comer papas fritas a la inglesa afecta la presión arterial?
—No se encontró una asociación entre un mayor consumo de papas fritas a la inglesa y un mayor riesgo de hipertensión. Por el contrario, hemos visto una pequeña disminución de la misma con el consumo de patatas fritas a la inglesa en los hombres. Este resultado fue inesperado.
¿Fue sorprendente el descubrimiento?
—Yo no diría que sí. Las papas tienen un índice glucémico alto, que, cuando se consume, aumenta la concentración de glucosa en el cuerpo. Y esta elevación se ha asociado con la inflamación y el estrés oxidativo, dos posibles precursores de la hipertensión. Recientemente, ha habido un mayor énfasis en la asociación de papas con enfermedades, tales como un estudio reciente que vincula un mayor consumo de papas con un mayor riesgo de diabetes tipo 2.
¿Qué consejo les darías a los amantes de la papa?
—Las papas se deben comer con moderación. Las directrices dietéticas en Estados Unidos recomiendan cinco y seis tazas de vegetales con almidón por semana para las mujeres y los hombres, respectivamente. Sin embargo, las verduras con almidón incluyen algo más que las papas.
¿Qué impacto podría tener su estudio?
—Teniendo en cuenta que las papas son las hortalizas más consumidas en el mundo, comprender la relación de los vegetales con los problemas de salud y la presión arterial alta es importante. Sigue siendo una de las enfermedades crónicas más comunes en todo el mundo, y es un conocido factor de riesgo de problemas cardiovasculares.
¿Qué es lo próximo?
—Es importante continuar la investigación y el debate acerca de las asociaciones entre las papas y las enfermedades. También tenemos que comprender mejor los mecanismos que subyacen a esta relación.