Hoy continúa la vista preliminar en alzada contra Luis Gustavo Rivera Seijo, mejor conocido como el Manco, por el asesinato del niño Lorenzo González, cuando la madre del menor, Ana Cacho, se siente otra vez en la silla de los testigos para ser interrogada por los abogados de la defensa.
Cacho comenzó su testimonio ayer, cuando la fiscal María del Carmen Rodríguez la interrogó sobre lo ocurrido la noche del incidente que cobró la vida del pequeño. La madre del menor contó que esa noche fue a cenar con Jesús Genaro, pero llegó temprano a su casa porque quería ver a sus tres hijos antes de que se durmieran. Estos estaban con la niñera. Llegó a su casa y comenzó a hacer una asignación con Lorenzo, quien se quedó dormido sobre el cuaderno. Entonces lo llevó al cuarto de su hermana. Más tarde recibe la visita de William Marrero con quien compartió varias horas. Ya más entrada la madrugada, escucha un grito de su hija menor que la llama y le dice que Lorenzo le llenó el pelo de sangre.
Fue entonces que esta lo tomó en brazos, lo montó en el vehículo y lo llevó al CDT de Dorado. “Yo lo tenía en brazos y sentía la sangre bajando por mi cuerpo”, relató la madre del fenecido entre lágrimas.
Cuando la fiscal María del Carmen Rodríguez le preguntó quién le dio la noticia a las hermanas del pequeño, Cacho precisó que fue ella la que les dijo que Lorenzo “estaba con papá Dios”. De hecho, Cacho dijo que, cuando lo estaban entubando, ya ella sabía que estaba muerto.
En un momento dado la testigo se paró para ver con claridad un sinnúmero de imágenes que fueron tomadas de su residencia. Entre las fotos estaban las imágenes de la cama en la que el pequeño fue encontrado por su madre en posición fetal y ensangrentado. También se mostró una imagen del patio en la que había una casita de pájaros que, según Cacho, esta hizo junto con su hijo. Otra de las imágenes mostraba un celular que Cacho insistió en que no era de ella. La defensa cuestionó la relevancia de mostrar las imágenes.
Más temprano, el primero en testificar fue Jesús Ayala, el investigador forense a cargo de tomar las fotografías de la escena. Este indicó que tomó cerca de 220 fotografías de la residencia. A este el abogado de la defensa, Mario Moczó González, le preguntó si había imágenes en las que se divisara sangre en las puertas que dan al patio de la residencia, y Ayala dijo que no.
La segunda testigo fue Jessica Ortiz Resto, investigadora forense que tomó el video de la residencia ubicada en la urbanización Dorado del Mar.
Mientras que el tercer testigo fue el agente Jaime Cruz, quien custodió la residencia esa mañana del 9 de marzo. Este relató que llegó a la residencia a eso de las 6:15 de la mañana y que hizo una ronda por las afueras, pero no entró. De hecho, en un momento indicó que no tenía claro cuántas personas entraron a la residencia una vez llegaron las autoridades pasadas las 9:00 de la mañana.