Cuando Blanco fue rescatado por policías en el malecón de Pedernales, una de las zonas afectadas por el terremoto de magnitud 7,8 del 16 de abril pasado, no se podía ni mover.
Tenía síntomas de deshidratación severa. Los rescatistas lo subieron a una tabla habilitada como una especie de camilla y lo llevaron a un refugio de mascotas en Manabí.
Pero cuando los veterinarios lo comenzaron a tratar, se dieron cuenta de que además del golpe de calor, también tenía golpes, informó la organización Defensa de la Vida Animal, una de las instituciones que han rescatado a mascotas tras el terremoto.
El caso de Blanco se ha repetido más de 200 veces, dijo Jordán Cruz, integrante de Defensa de la Vida Animal, en entrevista con CNN en Español.
Para rescatar a “más de 200 perros” tras el sismo, más de 40 voluntarios se unieron a la tarea de revisar entre los escombros, donde las mascotas dormían tras el sismo, esperando a los suyos.
A pesar que el gobierno ecuatoriano solo apoya con la logística, las organizaciones a favor de la vida animal han logrado enviar siete toneladas de alimento balanceado a las zonas afectadas.
“Ahora lo que se necesita son medicinas”, dijo Cruz. La tarea no es sencilla, explicó Cruz. Luego de sacar a los perros de la zona de emergencia, ellos deben de ser rehabilitados física, psicológica y socialmente, un trabajo que lleva como mínimo seis meses.
Luego, si los perritos están en situación de adopción, se les busca un hogar, según Cruz. Otros permanecerán en refugios como el de Defensa de la Vida Animal, a las afueras de Quito, donde hay 120 canes.
Fuente: CNN en español