Los astrónomos hicieron este hallazgo tras detectar a través del telescopio TRAPPIST, instalado en el Observatorio La Silla (Chile) que esta estrella se desvanecía a intervalos regulares, lo que significa que varios objetos pasaban entre ella y la Tierra.
Según los astrónomos, la estrella TRAPPIST-1, que se encuentra en la constelación de Acuario (El aguador), es una estrella enana débil, más fría y roja que el Sol, y de un tipo muy común en la Vía Láctea, pero se trata de la primera vez que se descubren planetas gravitando a su alrededor.
Los hallazgos de este estudio, que publica la revista Nature, son defendidos con entusiasmo por Emmanuël Jehin, uno de los científicos involucrados -«se trata de un cambio de paradigma»- y por Julien de Wit, del MIT (Instituto de Tecnología de Massachussetts, EEUU) -«es un paso gigante en la búsqueda de vida en el Universo»-.
«Si queremos encontrar vida en otros lugares del Universo, ahí es donde debemos comenzar a buscar», explicó el responsable del equipo de astrónomos, Michaël Gillon, del Instituto de Astrofísica y Geofísica de la Universidad de Lieja, Bélgica.
Determinar el tamaño de estos tres planetas ha sido posible gracias a aparatos ópticos más grandes, como el instrumento HAWK-I, instalado en el telescopio de largo alcance (VLT, por sus siglas en inglés y de ocho metros), situado en el Observatorio La Silla.
Con este estudio se ha constatado que del trío de planetas, dos de ellos tardan 1,5 y 2,4 días respectivamente en completar su órbita, mientras que el tercero emplea entre 4,5 y 73 días.
La consecuencia de estos períodos orbitales tan cortos es que «los planetas están entre 20 y 100 veces más cerca de su estrella que la Tierra del Sol», explicó Gillon.
Paradójicamente los dos planetas más cercanos reciben solo cuatro y dos veces la radiación que recibe la Tierra, mientras que el tercero, exterior, probablemente reciba menos que la Tierra.
Actualmente están en construcción varios telescopios gigantes con los que De Wit confía poder estudiar estos planetas y su atmósfera, «primero en busca de agua y luego de trazas de actividad biológica».
El ESO espera abrir una nueva vía para la caza de exoplanetas que pudieran ser habitables, «primos» de la Tierra con condiciones similares, como los descubiertos con este estudio.