A pesar de la labor de cientos de socorristas, el martes comenzaron a reducirse las posibilidades de hallar más sobrevivientes al feroz terremoto que golpeó la costa de Ecuador el fin de semana y que dejó más de 400 fallecidos.
Ayudados por perros entrenados y potentes retroexcavadoras, los expertos seguían buscando víctimas entre el tropel de ladrillos y fierros retorcidos, pero los gestos de desazón los delataban: las reglas de búsqueda indican que las primeras 72 horas son vitales para encontrar con vida a desaparecidos.
«Este martes cumplimos tres días, que es lo que se ha establecido, de acuerdo a los protocolos internacionales, para descartar la existencia de seres humanos con vida», dijo la noche del lunes el ministro del Interior, José Serrano, en Pedernales, la más golpeada de las ciudades ecuatorianas.