Las primeras versiones oficiales sobre las posibles causas del accidente aéreo en Pastaza que dejó 22 militares fallecidos, el martes pasado, apuntan a la situación adversa del clima en esta zona.
Un avión Arava, modelo T-201, de matrícula AEE-206, de fabricación israelí, se precipitó mientras se realizaba el ‘Curso de maestros de salto’ de estos militares.
La noche del pasado martes, en el operativo de rescate de los cuerpos, el ministro de Defensa, Ricardo Patiño, dijo que no tenía ni idea, “no puedo decir absolutamente nada (de lo que pasó)”; sin embargo, agregó: “Podremos suponer que había un problema de clima”.
Según la publicación de un diario guayaquileño, en su versión digital, Ramiro Aldaz, comandante de la Brigada de Selva 17 Pastaza, relató que a eso de las 13:15 se perdió contacto con el avión, que estaba tripulado por 19 paracaidistas, el piloto, el copiloto y el mecánico.
Contó que las condiciones climáticas estuvieron “intermitentes”, pero que era el segundo día que realizaban este ejercicio, en un “área adecuada”.
“El piloto tenía muchísima experiencia y de igual forma el copiloto y el mecánico, siempre estuvieron volando ese avión”, resaltó Aldaz.
La Junta Investigadora de Accidentes militares (JIA), que se encargará de indagar las razones del accidente, empezó su trabajo el miércoles último, según fuentes militares.
Esta instancia, según el reglamento de la Junta Investigadora de Accidentes Aéreos, está integrada por un delegado del jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, un investigador especializado en percances aéreos, un técnico especializado en aeronaves, un médico, un asesor jurídico y un delegado de la Dirección General de Aviación Civil.
Ellos podrían pedirme incluso la custodia de las partes de la nave Arava.