Políticos de creencias católicas y representantes de la Curia española han mostrado sus quejas por la lectura pública, en el Ayuntamiento de Barcelona, de una versión del «padrenuestro» que incluye términos sexuales .
El acto tuvo lugar durante la entrega de los premios Ciudad de Barcelona en la noche del pasado día 15, en presencia de políticos y miembros de la sociedad civil y con la lectura dramatizada de una versión del «padrenuestro» a cargo de la poetisa Dolors Miquel.
La autora recitó en catalán el «mare nostra» (madrenuestra) con frases como «Madre nuestra que estas en el celo… y otras frases ofensivas que se referían al en términos vulgares al sexo femenino.
El grupo municipal del PP (centroderecha) en el Ayuntamiento de Barcelona estudia si se cometió una «infracción penal» con esa lectura, según su portavoz, Alberto Fernández, para quien fue «»una ofensa para los católicos«, pero también «una falta de respeto para cualquier barcelonés», tenga o no convicciones religiosas.
Fernández, que abandonó el acto de entrega de los premios, presidido por la alcaldesa Ada Colau, cree que se trataba de «un acto institucional y retransmitido por televisión y se ha infringido no sólo una norma de cortesía, sino que puede haber habido infracción penal».
El exalcalde de Barcelona Xavier Trías (CDC, centroderecha), el poema fue leído porque el gobierno municipal (de izquierdas) «confundió el papel que ha de hacer una institución con la libertad de expresión» y optó por la transgresión.
Tras la entrega de Premios, Trías preguntó a Ada Colau «si harían una cosa así afectando a otras religiones. ¿Verdad que no? Hay que ser muy respetuosos», añadió.
Las fuerzas de izquierdas atribuyeron el poema a una muestra de libertad de expresión y, así, Alfred Bosch, de ERC, dijo que «hay que defenderla siempre y respetarla sobre todo cuando no te gusta lo que se dice»
Desde el ámbito eclesiástico, el obispo de Tarrasa (a veinte kilómetros de Barcelona), Jose Ángel Saiz, tildó de «blasfemo» el poema de Dolors Miquel y se preguntó hasta cuándo aguantará la paciencia de los católicos ante ese tipo de expresiones. EFE