El Banco Mundial redujo a USD 37 su proyección del precio del petróleo crudo para 2016 en la última edición del informe Commodity Markets Outlook (Perspectivas del mercado de productos básicos), mientras que en octubre había proyectado un precio de USD 51 por barril.
La baja en la proyección refleja varios factores relacionados con la oferta y la demanda: el hecho de que las exportaciones de la República Islámica de Irán hayan recomenzado antes de lo previsto; la mayor resiliencia de la producción estadounidense a causa de los recortes de gastos y las mejoras en la eficiencia, el invierno moderado del hemisferio septentrional y la debilidad de las perspectivas de crecimiento de las principales economías de mercados emergentes, de acuerdo con el último informe trimestral del Banco Mundial.
El precio del petróleo cayó un 47 % en 2015, y se espera una baja adicional, en términos de promedio anual, del 27 % en 2016. Sin embargo, se prevé una recuperación gradual a lo largo del año respecto de los bajos niveles actuales, por varias razones.
En primer lugar, todo indica que la marcada caída del precio del petróleo de principios de 2016 no está totalmente justificada por las variables fundamentales de la demanda y la oferta, y es probable que se revierta en parte. En segundo lugar, se espera que los productores de petróleo con costos altos sigan registrando pérdidas y que realicen cada vez más recortes en la producción, que probablemente compensen toda capacidad adicional que ingrese al mercado.
En tercer lugar, se espera un repunte parcial de la demanda, tras una recuperación moderada en el crecimiento mundial.
Según las previsiones, la recuperación en el precio del petróleo será menor que los repuntes que llegaron tras las caídas abruptas de 2008, 1998 y 1986. Las perspectivas de los precios siguen sujetas a importantes riesgos a la baja.
“Es probable que los precios del petróleo y de los productos básicos se mantengan en niveles bajos durante algún tiempo”, comentó John Baffes, economista superior y autor principal del informe Commodity Markets Outlook.
“Si bien consideramos que es posible que los precios suban levemente en los próximos dos años, aún persisten grandes riesgos de deterioro”.
Más allá de los mercados de petróleo, se espera que los índices de precios de los principales productos básicos bajen en 2016, debido a que la oferta sigue siendo elevada y, en el caso de las materias primas industriales, a causa de la desaceleración de la demanda en las economías de mercado emergentes.
En total, se corrigieron a la baja las proyecciones para el presente año de los precios correspondientes a 37 de los 46 productos básicos que analiza el Banco Mundial.
Las economías de mercado emergentes fueron la principal fuente de crecimiento de la demanda de productos básicos desde el año 2000.
Por esa razón, el deterioro de las perspectivas de crecimiento de esas economías está afectando los precios de las materias primas. Una nueva desaceleración en los principales mercados emergentes reduciría el crecimiento de los socios comerciales y la demanda mundial de productos básicos.
“Los bajos precios de los productos básicos son un arma de doble filo: los consumidores de los países importadores se benefician, pero los productores de los países exportadores netos sufren”, señaló Ayhan Kose, director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial.
“Se necesita tiempo para que los beneficios de una baja en los precios de los productos básicos se transformen en un crecimiento económico más sólido entre los importadores, pero los exportadores de materias primas sufren las consecuencias inmediatamente”.
Se espera que los precios no relacionados con la energía bajen un 3,7 % en 2016, con una reducción del 10 % en los metales tras una caída del 21 % en 2015, a causa de la merma en la demanda de las economías de mercado emergentes y las mejoras en términos de nueva capacidad.
Según las previsiones, los precios agrícolas bajarán un 1,4 %, con recortes en casi todos los principales grupos de productos básicos, lo que refleja perspectivas de producción adecuadas a pesar de los temores relacionados con el fenómeno El Niño, niveles aceptables de reservas, una baja en el costo de la energía y la estabilización de la demanda de biocombustible.