302 trasplantes renales exitosos se efectuaron en los hospitales del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS): Carlos Andrade Marín en Quito; Teodoro Maldonado Carbo en Guayaquil; y José Carrasco Arteaga en Cuenca. Estas son las únicas unidades de salud del Seguro Social acreditadas por el Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos (INDOT) para hacer estos procedimientos.
En estos hospitales de Nivel III, 619 pacientes trasplantados también reciben atención médica integral y oportuna, incluido la entrega de inmunosupresores.
Fanny G., una de las beneficiadas, dijo que “es un cambio radical para mí y mi familia, logré el trasplante y agradezco a los médicos del IESS por la operación, pues estuve a punto de darme por vencida”.
El proceso requiere de atención especializada y personalizada antes, durante y después de la intervención, por lo que profesionales con experiencia y debidamente acreditados son los encargados de realizar este procedimiento con un estricto control que garantiza el 100% de eficacia en cada trasplante.
Mauricio Heredia, director médico de Quito, explica que posterior a la cirugía estos pacientes reciben atención de por vida, cuyos costos pueden alcanzar entre los 9.000 y los 15.000 dólares cada año por paciente. La cirugía bordea los 15.000 y previo al trasplante, el tratamiento podría tener un valor aproximado de 9.000 dólares, estos costos son asumidos por el IESS.
Los chequeos son periódicos, con el propósito de asegurar la aceptación del nuevo órgano en otro cuerpo. Estos controles son necesarios para conocer el estado de salud de cada paciente y determinar la cantidad y tipo de medicina que necesita.
Una parte importante del equipo médico de trasplantes es el grupo de procuración, que se encarga de la logística hospitalaria y el operativo de donación, incluido el acercamiento a los familiares del posible donante. Esta actividad se cumple en menos de 24 horas, lapso en que se procede con la cirugía.
“Es importante controlar el peso, posibles infecciones, daño de otros órganos o cualquier otra “Es importante controlar el peso, posibles infecciones, daño de otros órganos o cualquier otra descompensación, a las que están expuestos los pacientes trasplantados”, dijo Heredia.
Galo V. jubilado de 69 años de edad, es otro beneficiario de trasplante renal. Él recibió el nuevo riñón en abril del 2015 y acude cada dos meses a los controles y los médicos le prescribieron 12 medicamentos diarios, dentro de los cuales se encuentran los inmunosupresores, que son los fármacos básicos para evitar un posible rechazo al nuevo órgano en su cuerpo. “Han transcurrido nueve meses de la cirugía y he recibido puntualmente los medicamentos que necesito; principalmente estoy muy agradecido por la calidad humana de todos los médicos del IESS”, manifestó.