«Escogí ese nombre pensando en el personaje de la película y no pensé dos veces en llamarlo así porque es parte de una nueva generación apegada a la tecnología y a las innovaciones, en este caso mi ‘pequeño’ no contamina el ambiente, no es ruidoso, lo puedo cargar en la comodidad de mi casa y es del color del cielo de Quito», contó Angie a METRO.
La visitamos en la Fundación Reina de Quito y ahí estaba parqueado «Wall-E». La joven, de 22 años, había llegado de la Universidad Central, donde asiste a diario para tomar sus clases. Sus compañeros también lo conocieron y están muy contentos por Angie.
«Tengo que cuidarlo mucho porque será mi compañero inseparable para cumplir todas mis metas y llegar a todos los rincones», señala Vergara a la vez que acotó que en los próximos días recurrirá a un mecánico de buen corazón que se ofreció entre cientos para reparar su otro carro, que permanece estacionado en su condominio. «Talvez por falta de mantenimiento o el año ya estaba viejito pero no pierdo la esperanza de poder arreglarlo y revisaré quien me puede colaborar en eso», adelantó.