En Ecuador, la diabetes está afectando a la población con tasas cada vez más elevadas. Según la encuesta Ensanut, la prevalencia de diabetes en la población de 10 a 59 años es de 1.7%. Esa proporción va subiendo a partir de los 30 años de edad, y a los 50, uno de cada diez ecuatorianos ya tiene diabetes. Asimismo, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el país la diabetes es la segunda causa de muerte después de las enfermedades isquémicas del corazón.
Expertos oftalmólogos de la Clínica Santa Lucía resaltan que, en su mayoría, las personas que sufren de diabetes asisten a consulta general de manera periódica; pero, desconocen los daños que pueden sufrir en su visión, derivados de esta enfermedad. Destacando que la clave es detectar los problemas oculares a tiempo para prevenir el deterioro de la visión y lo que es más serio llegar a la ceguera. De ahí la importancia de que estos pacientes acudan a la par a consultas oftalmológicos que les permita tener un chequeo integral.
Los especialistas señalan que las personas con diabetes están expuestas a padecer de retinopatía diabética, siendo más propensas a desarrollar cataratas, hemorragia vítrea, edema macular diabético y glaucoma neovascular.
Siendo la causante del 5% de ceguera a nivel mundial, es la enfermedad ocular diabética más común, ocurre cuando hay cambios en los vasos sanguíneos en la retina. A veces, estos vasos pueden hincharse y dejar escapar fluidos, o inclusive taparse completamente. En otros casos, nuevos vasos sanguíneos anormales crecen en la superficie de la retina.
La retina es una capa fina de tejido sensible a la luz que cubre la parte posterior del ojo. Los rayos de luz se enfocan en la retina, donde son transmitidos al cerebro e interpretados como imágenes. La mácula es un área muy pequeña en el centro de la retina y es la responsable por la visión detallada, permitiendo a la persona leer, coser o reconocer una cara.
Generalmente, la retinopatía diabética afecta a ambos ojos. Las personas que padecen de esta patología, a menudo no se dan cuenta de los cambios en su visión durante las primeras etapas de la enfermedad. Pero a medida que avanza, la retinopatía diabética usualmente causa una pérdida de visión que en muchos casos no puede ser revertida, de ahí la importancia de la prevención.
Los oftalmólogos de la Clínica Santa Lucía explican que de forma sucesiva se producen los siguientes fenómenos:
- Formación de microaneurismas (dilataciones de los pequeños vasos que se rompen con facilidad).
- Aumento de la permeabilidad de los capilares de la retina. La consecuencia es la salida de líquidos del interior de los vasos y la formación de depósitos en la retina que se llaman exudados.
- Obstrucción de los capilares y arteriolas de la retina. La obstrucción de los vasos, produce falta de oxígeno a las células encargadas de la recepción de los estímulos luminosos, los conos y los bastones.
- Proliferación de nuevos vasos y tejido fibroso. El organismo trata de compensar la deficiencia de oxígeno formando nuevos vasos sanguíneos, pero estos vasos nuevos son frágiles, se rompen fácilmente y conducen a nuevas complicaciones.
- Contracción del tejido fibroso, hemorragias intraoculares y desprendimiento de retina debido a la tracción. Esta es la última fase de la enfermedad que puede conducir a una pérdida muy importante de la capacidad visual. Además, los nuevos vasos crecen en otras partes del ojo, como la cámara anterior (rubeosis iridis) y bloquean la circulación del humor acuoso lo cual lleva a una última complicación, el glaucoma neovascular.
Sobre las recomendaciones en salud visual para personas diabéticas
- Chequeos visuales periódicas. Las personas con diabetes deben realizarse un examen ocular por parte de un oftalmólogo al menos una vez, cada seis meses. Dicha revisión debe ser muy completa e incluir la dilatación de las pupilas para poder examinar minuciosamente la retina y poder realizar también una fotografía digital de la misma.
- Control estricto y periódico de los niveles de azúcar. Es necesario que el paciente evite la hiperglucemia, ya que aumenta las probabilidades de tener problemas oculares. Para esto los oftalmólogos deben estar en contacto permanente con los médicos de cabecera del paciente.
- Controlar la presión arterial. Se debe evitar que se sitúe a menos de 130/80, que son unos niveles aceptables para las personas con diabetes. Para ello, es necesario tomarse la tensión al menos 2 veces al año y, siempre bajo control médico. En ciertos casos el médico puede considerar la necesidad de tomar medicamentos.
- Hacer ejercicios moderados. El ejercicio físico, siempre adaptado al estado y posibilidades de cada persona, es fundamental. No obstante, deben evitarse los movimientos que requieren mucho esfuerzo, como el levantamiento de pesas o los de fuerte contacto, ya que pueden ser contraproducentes para los pacientes con ciertos problemas oculares.